Aleas
Aleas es una localidad española del municipio de Cogolludo, perteneciente a la provincia de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. GeografíaSe trata de una pedanía de Cogolludo. La localidad está situada en la serranía de Guadalajara, en el parque natural de la Sierra Norte de Guadalajara. HistoriaSe tiene constancia documental[1] de Aleas desde el siglo XII, cuando en 1170 el rey Alfonso VIII de Castilla crea el señorío de Beleña, que incluía Aleas, Puebla de Beleña, Muriel, La Mierla, Sacedoncillo, Torrebeleña y Montarrón, para entregárselo a su servidor Martín González. El 12 de enero de 1339 Melén Pérez Valdés, cuarto señor de Beleña, con el beneplácito del rey Alfonso XI, formó el Mayorazgo de la Villa y Castillo de Beleña con sus aldeas, términos, montes, ventas y vasallos. Otro Melén Pérez Valdés, en esta ocasión séptimo señor de Beleña, se casó con Mencía Fernández de Orozco (hija de Íñigo López de Orozco, que había muerto a manos del rey Pedro I de Castilla en la batalla de Nájera) y tuvieron dos hijos: Íñigo López de Valdés, al que correspondió el mayorazgo de Beleña, y Beatriz, a la que le tocó en herencia la parte de Maluque, que vendió en 1436 al primer marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza. Pocos años después, en 1452, Íñigo López de Valdés vendió el señorío de Beleña al marqués de Santillana. Cuando el marqués de Santillana murió, Beleña pasó a manos de su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, nuevo marqués de Santillana y primer duque del Infantado. Otras fuentes dicen que fue el marqués de Santillana el que se hizo con estas tierras por la fuerza. De cualquier modo, la villa de Beleña y todos los pueblos que le pertenecían, como Aleas, formaron parte a partir de entonces del patrimonio de los Mendoza, una de las familias más importantes del Renacimiento español, perteneciendo primero a los duques del Infantado y después al condado de Coruña, todos ellos Mendoza. Hacia mediados del siglo XIX, el lugar, por entonces con ayuntamiento propio, tenía contabilizada una población de 120 habitantes.[2] La localidad aparece descrita en el primer volumen del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz de la siguiente manera:
Aleas fue escenario de la batalla de Guadalajara que supuso el tercer intento indirecto de las tropas franquistas de tomar Madrid. Al pueblo, que quedó en el flanco derecho de la batalla, llegaron desde Soria las tropas de Franco capitaneadas por el general Moscardó. El grueso de la batalla de Guadalajara tuvo lugar en la carretera que daba acceso a Madrid, entre los pueblos de Brihuega y Torija, donde estaban desplegados los camisas negras, tropas italianas lideradas por el fascista Mario Roatta. Las milicias de Enrique Líster y Cipriano Mera frenaron el avance de los rebeldes mientras las Brigadas Internacionales italianas, lideradas por Nino Nanetti frenaron el avance de Moscardó en Copernal. Nanetti se desplazó entonces a Brihuega para acabar con la última resistencia italiana de la CTV y así con el intento de los sublevados de llegar a Madrid. Aunque a partir de este momento la historia considera acabada la batalla de Guadalajara, lo cierto es que la configuración de este frente permaneció estable desde finales de marzo de 1937 hasta dos días antes del final de la guerra. Aleas quedó entre las trincheras de ambos ejércitos, siendo constante objetivo de una unidad de artillería requeté con base en Arbancón. El pueblo fue evacuado y los vecinos trasladados a Humanes para después ser repartidos por diferentes pueblos, como Casa de Uceda y Alcocer. Cuando el bando republicano decidió retirarse de la zona dinamitó el pueblo para evitar que sus casas fueran utilizadas de modo alguno por las tropas franquistas. Ya en los años cuarenta, Aleas fue reconstruido por el Estado dentro del Plan Nacional de Regiones Devastadas. El municipio de Aleas desapareció en 1970, al ser incorporado junto al de Beleña de Sorbe al término municipal de Cogolludo.[3] Demografía
EconomíaA mediados del siglo XIX ya se tiene constancia en Aleas de la existencia de una empresa de fábrica de baldosas de alabastro, una máquina para serrar la piedra que era movida por una mula. Cuando la empresa abandonó la fábrica fueron los vecinos los que comenzaron a extraer, sin ayuda mecánica, la piedra para elaborar baldosas a mano que enviaban a la Corte, ya que por entonces existía cierta demanda de este tipo de baldosas de alabastro. A mediado del siglo XX se abre una cantera a cielo abierto de extracción de piedra de yeso para la fabricación de escayola. El término de Aleas fue un coto de caza perteneciente a los cotos públicos de ICONA que pasó a ser un coto privado administrado por un grupo de vecinos de la pedanía. PatrimonioLa iglesia dedicada a San Pedro[2] fue destruida durante la guerra civil. El pueblo contaba también con dos ermitas, la de la Virgen de los Melgares[2] y la de San Roque, de las que sólo sigue en pie la segunda, reconstruida hace unos años por los vecinos del pueblo. Fiestas
TradicionesLa botargaDe origen prerromano, la botarga es una especie de bufón vestido con un traje de vistosos colores, una sarta de cencerros colgados de la cintura, una joroba adornando la espalda, albarcas en los pies y una máscara cubriendo su cara. Además en la mano lleva una cachiporra, generalmente de madera, con la que amenaza a la gente. Se cree que en origen era una figura asociada los solsticios o labores agrícolas y su labor era pedir porque ese año se tuvieran abundantes cosechas y otros beneficios para la comunidad. Con la cristianización esta tradición se unió a las festividades de los distintos santos de los distintos pueblos. La botarga de Aleas sale a la calle el domingo de la festividad de San Roque, antes de la misa. Según la tradición ningún vecino debe conocer su identidad por lo que la botarga no puede hablar. No es hasta la misa cuando se descubre el rostro y al pasar el cestillo de la iglesia se muestre del todo a sus vecinos. Antes de la misa la botarga recorre el pueblo, persigue a los niños y entra de casa en casa despertando a las mozas del pueblo. Rasca con la cachiporra la espada de la gente hasta que obtiene de ellos un donativo y, si lo considera generoso, baila para hacer sonar sus cencerros en señal de alegría. Se cree que el origen de esta tradición pedigüeña está en la Edad Media, cuando las botargas de Guadalajara[6] iban por los pueblos pidiendo limosnas. Se acercaban a la plaza mayor o la puerta de la iglesia y allí hacían piruetas o se caían al suelo para conseguir alguna moneda. Años después algunas botargas como la de Aleas obtenían estos donativos vendiendo naranjas a los forasteros. Los bolosConocidos como bolos castellanos, se trata de un juego muy técnico característico de muchas provincias castellanas. Se juega con nueve bolos de madera, finos y alargados y bolas de madera y varios equipos cada uno de al menos tres jugadores. El juego de bolos de Aleas es un campo de tierra delimitado por troncos de madera según la tradición para que al golpear la bola no se dañe. Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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