Analogía del relojeroLa analogía del relojero de William Paley es una versión particular de argumento teleológico para la existencia de Dios. A modo de analogía, el argumento afirma que el diseño o la aparente complejidad en los organismos vivos implicaría un diseñador. Esta analogía fue propuesta por Paley en 1802 en su obra Teología Natural, y en el llamado argumento del diseño. Sin embargo, esta hipótesis (propuesta medio siglo antes de la publicación de la obra El origen de las especies por parte de Darwin) ha sido sacada, pues, de contexto y utilizada posteriormente en contra del consenso científico para respaldar el concepto de "diseño inteligente", especialmente en determinadas corrientes fundamentalistas de Estados Unidos surgidas en el siglo XX. La declaración más famosa del argumento teleológico con la analogía del relojero fue dada en Teología natural o Evidencias de la existencia y atributos de la Deidad de 1802 por William Paley (1743–1805). En 1858, la formulación de Charles Darwin de la teoría de la selección natural se consideró que proporcionaba un argumento en contra de la analogía del relojero. En los Estados Unidos, a partir de la década de 1980, los conceptos de evolución y selección natural se convirtieron en el tema de un debate nacional, incluyendo un renovado interés en el argumento del relojero por los ateos.[1] El argumento del relojeroLa analogía del relojero se basa en la comparación de los organismos vivos con un reloj. Normalmente se presenta como preludio para el argumento teleológico, normalmente de esta manera:
En esta presentación, la analogía del reloj no ejerce de premisa para un argumento, sino que sirve de recurso retórico y preámbulo. Su objetivo es establecer la viabilidad de la premisa general: mediante el simple hecho de observar algo, se puede saber si es o no un producto de diseño inteligente. El argumento se puede expresar del siguiente modo:
Véase tambiénReferencias
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