Conflictos fronterizos entre Brasil y Perú
Los conflictos fronterizos entre Perú y Brasil fueron una serie de enfrentamientos, entre 1901 a 1909 (siendo la escala más intensa en 1902-1904), por parte de destacamentos militares de ambos países en la zona del Alto Púrus y Alto Yurúa, en los territorios del actual Departamento de Madre de Dios (Perú) y el Estado de Acre (Brasil), como consecuencia subyacente de la guerra del Acre entre Bolivia y Brasil, que reavivaron la Cuestión del Acre pendiente entre Perú y Brasil, en medio de la Fiebre del caucho. AntecedentesEn el Tratado de San Ildefonso (1777) se estableció la demarcación fronteriza entre el Virreinato del Perú y el Virreinato del Brasil y fue así que el territorio del Acre (con un tamaño aproximado de 355.242 km²) habría quedado en la soberanía española (y luego peruana). Entonces, se confirmaron los límites con los territorios portugueses (y luego brasileñas) en el paralelo que corre desde las nacientes del río Yavarí hacia el este hasta encontrar la vaguada del río Madera, siendo así que el paralelo 7° (o el 7°7′ S) serviría como el límite septentrional del Acre.[1] Aquella frontera se mantuvo para el Brasil hasta por lo menos el año 1839, cuando empezaron las primeras olas de colonización hacia la Amazonia por parte del Imperio de Brasil, que se guiaba por el principio de Uti possidetis de facto, no considerando obligación alguna en respetar los antiguos tratados hispano-portugueses, sino que fijaron sus fronteras conforme a territorios donde hubiera súbditos brasileños que reconocieran la autoridad del Emperador del Brasil (y posteriormente de ciudadanos brasileños con la República de Brasil) y que, además, sean territorios que no hayan sido ocupados previamente por otro país (como la Amazonía). Se dio pie así a una política expansionista en Brasil contra sus demás vecinos sudamericanos. Además, al terminarse la independencia de Perú y luego la de Bolivia ambos países consideraron el territorio en disputa, puesto que ambos apelaban al principio de Uti possidetis iuris, por el que el Perú heredaba los territorios del Virreinato Peruano, y Bolivia los de la Real Audiencia de Charcas (ambos según el status quo territorial del año 1810), pero que tenía inconvenientes en cuanto a los límites poco claros del Perú con el Virreinato del Río de la Plata (al que pertenecía Charcas).[2]
Fue así que habría una disputa territorial trinacional entre Perú, Bolivia y Brasil. Aunque hubo algunos intentos de demarcación fronteriza en el siglo XIX entre Perú y Brasil (Convención fluvial Perú-Brasil de 1851)[3]y entre Brasil y Bolivia (Tratado de Ayacucho de 1867), se dejó pendiente el conflicto fronterizo entre Perú y Bolivia con el Acre y cada país consideraba nulas las negociaciones fronterizas que el otro país hubiera hecho con Brasil, que, a su vez, solo pudo obtener algunas cesiones bolivianas en el Este del Acre y se aprovechó de los vacíos legales para seguir penetrando en la Amazonía, que consideraba como Terra nullius a la cual poder anexar sin riesgo de conflicto. Según el Perú, la frontera entre el Perú y Brasil durante 1870 corría hacia el sur, hasta el paralelo que corresponde a las nacientes del río Purús (por el paralelo 10°S). Consideraba la diplomacia peruana que había una primacía para el Perú sobre Bolivia en cuanto a la reclamación de los territorios no explorados de la época colonial (pero reconocidos como españoles por el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarbes), en tanto que interpretaba que jurisdicciones de mayor jerarquía (como el virreinato del que procede Perú) tenían la dependencia de los territorios como el Acre, en detrimento de las jurisdicciones de menor jerarquía (como la real audiencia de Lima o Charcas, de la que procede Bolivia).[4]
Pero para Bolivia la frontera con Brasil se situaba por el extremo norte en el paralelo 7°S (desde la tierra de los Guarayos), aunque reconociendo importantísimas anexiones en el Este, en donde le impusieron una frontera diagonal a los bolivianos. Tal primera anexión quedó como un hecho consumado (o fait accompli) durante el gobierno del presidente Mariano Melgarejo. Cuando en 1867, Bolivia y Brasil ratificaron un tratado de fronteras, el Perú levantó un reclamo al no considerar a Bolivia como una potencia amazónica (y por tanto, no lo reconocía plenamente, aunado a lo que se vio como una ofensa de Bolivia por negociar con territorios que podían ser peruanos) y prosiguió su política de colonización en la zona que Brasil consideraba suya.[4]
Sin embargo, tras la Fiebre del caucho, los países sudamericanos empezaron a tomar más en serio la colonización de la Amazonía, haciendo que colonos brasileños empiecen a chocar con colonos colombianos, peruanos y bolivianos (habiendo incidentes recurrentes desde 1897 y que se intensificarían en 1902 a 1904);[4]esto hizo que Brasil, que ya había establecido presencia en el Jurúa desde 1870 y en Purús desde 1893,[4] aligerase su política y quisiera establecer tratados limítrofes antes que entrar en guerras. Frente a ello, Bolivia intentó una política más agresiva contra los brasileños, los cuales consideraba invadían su territorio, pero aquello desencadenó en la Revuelta acreana y la posterior intervención del Brasil, que concluyó en la guerra del Acre (1899-1903), con victoria de los brasileños y la consiguiente anexión de la República de Acre al Brasil. Para inicios de 1903, Brasil declararía el territorio entre la “Línea Cunha Gomes” y el paralelo de 10° 20′ S (el triángulo del Acre) en litigio, en tanto se terminaban las negociaciones entre Bolivia y Brasil.[5] Aquello generó preocupación en Perú ante lo que se percibió como una cesión de su territorio (puesto que desde el siglo XIX andaba dando apoyo a los colonos civiles, misioneros católicos y empresarios de Loreto para peruanizar la Amazonía), además de una amenaza de invasión. Este hecho motivó que el prefecto del Departamento de Loreto mandase expediciones militares para asegurar los intereses de sus colonos y, de ser posible, anexar territorios aún no colonizados, pero procurando evitar declarar la Guerra al Brasil.[4] Esto se debió a la amenaza de intervención de Ecuador y Chile (países con los que también había disputas territoriales) de desarrollar una alianza antiperuana, además del temor al gigante brasileño (percibido como el país más poderoso de la región) y que se creía que tenía el potencial para devastar al Perú (que aún andaba recuperándose de la guerra del Pacífico), del mismo modo que al Paraguay en la guerra de la Triple Alianza. De hecho, en un inicio los loretanos querían ganar el favor del Brasil para presionar contra el enemigo común (Bolivia), pero aquellas ofertas peruanas fueron descartadas por Brasil para no empeorar sus negociaciones con Bolivia.[6]
Desarrollo del conflictoLas primeras incursiones se dieron al establecerse un puesto aduanero peruano en el Yurúa a fines de 1902, por el río Amonea, empezando los primeros roces con los colonos brasileños (durante el incidente armado peruano-brasileño de Amuheya), quienes a través del Estado de Amazonas (Brasil), solicitaron la intervención del Estado Nacional para sacar a los "invasores peruanos". Sin embargo, el canciller Olinto de Magalhães consideró que el incidente peruano-brasileño sucedió en territorio que aún pertenecía a Bolivia, al sur de la “Línea Cunha Gomes” establecido en el Tratado de Ayacucho de 1867, mientras que la guarnición peruana de Amuheya rechazó a un destacamento brasileño que le exigía abandonar su puesto el 25 de octubre de 1902. Pero para inicios de 1903, el Barón de Río Branco cambió la postura del gobierno brasileño y lo establecería ahora como territorio en litigio. En lo que se desarrollaban los acontecimientos, tropas irregulares (de brasileños civiles del Acre) atacarían a los peruanos en septiembre de 1903 y los expulsarían, luego de que estos intentaran ocupar la confluencia del río Purús con el río Chandless. Incluso amenazaría al Presidente del Perú con ir a la guerra por culpa de estas escaramuzas militares de peruanos y brasileños, como reportaba El Mercurio de Valparaíso.[4]
Sin embargo, para principios de 1904, las relaciones entre Perú y Brasil se volverían más tensas y había amenaza de una guerra total. Esto se debió a que nuevos destacamentos militares peruanos fueron enviados a la región para marzo de 1904 (ya concluido el Tratado de Petrópolis), cuyos enfrentamientos condujeron a bajas muy elevadas en ambos lados. Los peruanos se retiraron hacia el Alto Purús para consolidar su dominio militar. En el mismo año, el coronel brasileño José Ferreira arribó al río Santa Rosa (afluente del Purús) y aprovechó en saquear caucho y siringa a los extractores peruanos. En noviembre de ese año, la guarnición de Amuheya se rindió ante fuerzas brasileñas superiores, luego de 2 días de combates. Lo cual estuvo al borde de volverse un casus belli, pero ambos países optaron por la solución diplomática, proponiendo el Perú la realización de un arbitraje con Argentina. De parte del Brasil, la oposición a la Guerra con Perú se debió a motivos de política interna, ya que el Barón de Río Branco se encontraba en una situación delicada, en tanto que el Tratado de Petrópolis fue uno muy impopular entre la prensa brasileña y el poder parlamentario. Puesto que nacionalistas brasileños consideraban muy injusto que 3.200 km² de territorio brasileño ocupado fueran cedidos a Bolivia, además de tener que pagarles una indemnización de 2 millones de libras (un aproximado de 285 millones de dólares actuales) y construirles el ferrocarril Madeira-Mamoré. Generaba enojo la idea de que se hubiera negociado con el país equivocado y que todos esos sacrificios hayan sido en vano, junto a la posibilidad de tener que "comprar el Acre" por segunda vez y repetir un conflicto militar ya muy costoso.[5] Situación militar
Esto se debía a que, a diferencia de Bolivia, los peruanos si tenían una presencia considerable en la Amazonía y tenían capacidad de mandar tropas a la región sin depender de los ríos brasileños, además de haber sido reforzadas las colonias peruanas por el peligro de guerra con Ecuador y Colombia. A su vez, se estaba comprando navíos de guerra que tuvieran la capacidad de amenazar las costas brasileñas en el Océano Atlántico. Incluso se habían hecho planes de realizar una expedición militar con 3000 soldados peruanos de la Selva baja para ocupar Manaos, que para Brasil era un territorio difícil de defender, al estar sus tropas concentradas mayormente en la Cuenca del Plata.
Pese a ello, Brasil, consciente de su incapacidad militar durante la época, prefirió promover una coalición antiperuana, buscando aprovechar los otros conflictos limítrofes del Perú con todos sus vecinos (Ecuador, Colombia, Chile y Bolivia) para aislarlos diplomáticamente y así presionar a los peruanos a que aceptasen términos más favorables con el Brasil, bajo amenaza de una guerra de varios frentes, ya que por sí mismos los brasileños no tenían la capacidad de hacer una expresión de fuerza que intimidase a los peruanos.
Posiciones internacionalesDurante fines del siglo XIX e inicios del siglo XX, los problemas en la Amazonia por la Cuestión del Acre y el conflicto limítrofe entre el Ecuador y el Perú, junto a los problemas en el Pacífico por la Cuestión de Tacna y Arica y la Mediterraneidad de Bolivia, empezaron a interrelacionarse. Esto hizo que Brasil tuviera que estar muy pendiente de la geopolítica de los países del Pacífico (Perú, Chile, Ecuador y Colombia) para resolver sus disputas amazónicas con Perú y Bolivia, a su vez que los conflictos territoriales de América del Sur en general estaban arrastrando incluso al Paraguay (en problemas con Bolivia por el Chaco) y Argentina (este muy favorable al Perú por su propia rivalidad con Chile y Brasil). Junto a los resentimientos nacionales ya habidos por la guerra del Pacífico y las Guerras del Plata, y que se interconectaran los conflictos de la Cuestión Amazónica (Perú, Brasil, Ecuador, Colombia) con los del Pacífico (Chile, Perú y Bolivia) y los del Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil), hubo una amenaza seria de darse una Guerra Sudamericana durante estas fechas, formándose de manera informal un bloque diplomático entre Brasil, Chile, Ecuador y Colombia, contra otro bloque entre Argentina, Perú, Bolivia y Venezuela.[7]
Las protestas peruanas fueron tomadas con hostilidad por Bolivia, donde la prensa ridiculizó totalmente la posición peruana, lo que alejó cualquier posibilidad de una alianza peruano-boliviana contra Brasil para antes de estallar las escaramuzas peruano-brasileñas.[6]
Bolivia se fundamentó en cuanto a que se acusaba al embajador peruano, Felipe de Osma y Pardo de diseñar una conspiración peruano-brasileña para repartirse el Acre boliviano, y que este le había comunicado al canciller boliviano, Eliodoro Villazón, diciéndole que "su gobierno está deseoso de establecer una perfecta entente con Brasil y que lo coadyuvará con toda eficacia, pero que anhela que el gobierno federal [brasileño] le haga concesión en lo que respecta e los ríos Purús y Juris" y que había posibilidad de que Perú y Brasil dejaran sus diferencias en el Acre con tal de presionar a Bolivia, quien se consideraba incapaz de administrar el Acre y queriendo que una compañía privada lo hiciera a su nombre, aunque eso implicara Vasallaje, con tal de impedir el acceso peruano y brasileño a esas tierras, a los que veía que podían aliarse para desarrollar una posible "Polonización" de Bolivia. A su vez, los intelectuales bolivianos de la época denunciaron que había un eje imperialista chileno-brasileño contra Bolivia y que se inspiraba en el Imperio alemán, que fue tratado como una Teoría conspirativa por El Mercurio, aunque con el tiempo ello generó acercamientos brasileño-chilenos con tal de evitar las hostilidades bolivianas. Aun así, hubo bolivianos participando en el contrabando de ventas de armas hacia ambos bandos.[9] Finalmente, Bolivia firmaría con Perú el Tratado Polo-Bustamante en 1909, abandonando su hostilidad al Perú, aunque durante ese lapso de tiempo, hubo coqueteos ante una posible alianza con Chile y Ecuador contra el Perú (sobre todo en el gobierno de Ismael Montes) para así evitar más pérdidas territoriales (pues había aún conflictos fronterizos por el río Inambari y el Titicaca), lo cual a Bolivia lo hubiera puesto subyacentemente a favor de Brasil, tras retirarse en 1904 (como 3.er bando del conflicto del Acre) con el Tratado de Petrópolis.
Inicialmente la alianza defensiva se planteaba dirigida contra Bolivia por el arrendamiento estadounidense del Acre a través de The bolivian syndicate, pero posteriormente el ministro Eliodoro Yáñez propuso "hacer entrar a Bolivia en este arreglo" de lograrse buenos entendimientos boliviano-brasileños tras el Tratado de Petrópolis, mientras manifestaba que la entente chileno-brasileña debía ser utilizada para tener resultados favorables contra Argentina y sus conflictos por delimitar la Frontera Chile-Argentina, lo que a su vez arrastraba a aislar al Perú. Pero, pese a que los brasileños estudiaron la propuesta y la consideraron muy seriamente (el presidente Campos Sales incluso le pidió a su sucesor, Rodrigues Alves, que investigara la idea), al final el ante el ministro brasileño Olinto de Magalháes desistió en concretar la alianza chileno-brasileña, porque el prerrequisito para la alianza era que Brasil "hubiera formado su escuadra", algo que no podían cumplir hasta la Carrera armamentista naval sudamericana, además que evaluaron el impacto que tendría para sus relaciones internacionales, poniéndolos en conflicto con Europa (opuesta a que Brasil intente hacer políticas exteriores propias de una potencia mundial, conteniendo su influencia en Sudamérica) y Estados Unidos (aliado de Bolivia). A su vez, Brasil consideró incluir a Argentina en esta entente Chileno-Brasileña, para así evitar ser arrastrado en una guerra con estos por culpa de los conflictos chileno-argentinos, y lograr un acuerdo que busque auténticamente la paz sudamericana (logrando aislar aún más al Perú), pero finalmente razonaron que una alianza con Argentina solo podía ser en contra de Brasil (con el que había rivalidades por el dominio de la Cuenca del Plata, y desconfianzas por el apoyo argentino a los peruanos y bolivianos), y por ello estaba fuera de toda posibilidad concretar una gran alianza. Sin embargo, cuando se dio el pacto ecuatoriano-brasileño del Tratado Tobar Rio Branco en 1904, el representante chileno en Río de Janeiro (muy probablemente invitado por sus aliados ecuatorianos) se mostro escéptico a ser incluido de manera formal en una alianza tripartita, en tanto que Chile temía la idea de ver al Brasil como una potencia del Pacífico (puesto que ello iría en conflicto con la geopolítica chilena de tener el dominio del Pacífico Sur, queriendo evitar un posible nuevo rival). Las razones oficiales de porque no decidió adherirse al pacto aún merecen ser investigadas, pero fueron suficientes para que Chile dejara de compartir a los brasileños información detallada de la situación militar y naval del Perú, y enfriando su antiguo apoyo a los brasileños, que habían dejado de ser útiles para apoyarles también contra Bolivia tras quedar libre de pleitos limítrofes con Brasil en 1903 y con Chile tras el Tratado de 1904 entre Chile y Bolivia. Aunque igual trataron de mantenerse corteses con el Barón de Rio Branco.[5]
Negociaciones finalesLuego de saberse en Perú los acercamientos entre Brasil y Ecuador (junto al miedo de que el Barón de Río Branco pudiera ampliar su alianza contra Perú ante los acercamientos de Ecuador con Chile y Colombia), tan solo unos 3 días después, el 8 de mayo de 1904, se iniciaron negociaciones de parte del Perú con Brasil. Los delegados peruanos tenían una postura maximalista (acorde al ideal de Hernán Velarde) y exigían que se de una neutralización de las escaramuzas, junto al desarrollo de una administración conjunta de los 442.000 km² en litigio, dividiéndose peruanos y brasileños los ingresos producto de los Impuestos y las ganancias de la extracción de caucho en lo que duraran las negociaciones finales. Debido a esto último, las negociaciones fracasaron, ya que los brasileños consideraban injusto compartir los ingresos de los brasileños con los peruanos en donde eran una mayoría de facto, vistos como invasores que querían usurpar las ganancias de los emprendedores brasileños, ligadas a la propiedad de su tierra. Así, los delegados brasileños exigieron primero el retiro de los destacamentos militares peruanos acantonados abajo del curso del Yurúa y del Purús (pues ahí la población era mayormente brasileña) o no iban a proceder en las negociaciones. Enfríandose Frente al rechazo de la propuesta peruana de 1904, los brasileños hicieron una política más belicista y el 16 de mayo de 1904 prohibieron el tránsito de Pertrechos al Perú a través de los ríos brasileños, confiscándoles en Manaos los cargamentos de armas que los peruanos compraban a Europa y que debían ingresar por vía Atlántica hasta Iquitos. A su vez, el 17 de mayo de 1904 enviaron fuerzas militares, en específico los batallones de infantería 15.º y 33.º del Ejército Brasileño al Alto Yurúa y al Alto Purús (por vía Manaos), provenientes de Belem do Para y con naves alquiladas a empresarios británicos. Sin embargo, fueron operaciones demasiado costosas y lentas, lo cual generó enojo y desesperación en los altos mandos brasileños (como el propio Baron de Río Branco). Como reacción al bloqueo brasileño, los peruanos solicitaron la intervención de Estados Unidos (que ya antes había brindado apoyo a los bolivianos en la guerra del Acre), apelando a su defensa del libre comercio internacional para que presione a Brasil a aceptar la propuesta de administración conjunta de las tierras hasta que se logre realizar un laudo arbitral y así se acaben las irregularidades del tránsito comercial amazónico. Sin embargo, EE. UU. se declararía neutral en este conflicto. Finalmente, el 12 de julio de 1904 tuvieron que ceder los peruanos y se dieron dos acuerdos entre el Barón de Rio Branco y Hernán Velarde, concluyendo un modus vivendi y pactando el retiro de las fuerzas peruanas, aunque en secreto al ojo público peruano, puesto que, a palabras del Barón, “Es necesario guardar la autoestima de la otra parte, aún más que es ahora que va a comenzar la negociación sobre lo principal”. Con ello, intereses de Brasil llegaron a prevalecer y el Barón escribió que:
A su vez, se debían desarrollar comisiones mixtas para explorar los territorios del Alto Yurúa y el Alto Purús para posteriormente desarrollar un acuerdo definitivo. Aunque también se acordó que, si no se finalizaban las negociaciones para fines de año, se iba a negociar un tratado para establecer un Árbitro internacional. Por tanto, aún no había terminado la crisis, y el Barón de Río Branco comunico a la legación de Brasil en Lima que:
Por otro lado, los anteriores acuerdos anti-peruanos de Brasil, como el Tratado Tobar-Rio Branco con Ecuador, quedarían obsoletos y abandonados.
Por parte del Perú, se fueron disolviendo paulatinamente los temores a una gran alianza antiperuana (iniciando sus propias negociaciones con Ecuador para otro laudo arbitral a través del rey Alfonso XIII de España para repartirse la Amazonia, aunque siendo infructuosas con la tensión peruano-ecuatoriana de 1910, en la que Brasil ya no se mostraría favorable a Ecuador), y después de que el laudo arbitral de Argentina declarara que la parte oriental de Acre estaba en la soberanía boliviana, se pudieron desarrollar acuerdos en las que pasaban a la soberanía peruana unos 39.000 km² en el Alto Yurúa y en el Alto Purús (en la que se encontraba una mayoría de colonos peruanos), lo que fue visto por las elites política del Perú con júbilo, por marcar el fin del expansionismo brasileño, aunque con disgusto por la opinión pública peruana por la idea de haberse cedido territorio. Luego de muchas prórrogas del modus vivendi, se dio finalmente un acuerdo definitivo de demarcación fronteriza en el Tratado Velarde-Río Branco, hecho el 8 de septiembre de 1909, dando por solucionada la crisis, y con Brasil quedándose con 403.000 km² del territorio en disputa.[5] Para las expectativas brasileñas, la negociación de Rio Branco con Perú fue un fracaso, al lado de sus otras disputas del momento con Reino Unido/Guyana (1904), Venezuela (1905), Países Bajos/Surinam (1906), Colombia (1907) y Uruguay (1909), donde no hubo ni una cesión de los intereses brasileños. Como consecuencia final, Brasil se volvería uno de los países más amistosos con Perú en sus conflictos venideros por la soberanía de la Amazonía, manteniendo una postura neutral en la Tensión peruano-ecuatoriana de 1910, la guerra colombo-peruana y la guerra peruano-ecuatoriana. Véase también
Bibliografía
Referencias
|