Diógenes Laercio
Diógenes Laercio (en griego: Διογένης ὁ Λαέρτιος; flor. siglo III d. C.) fue un biógrafo e historiador de la filosofía. Poco se sabe de su vida, pero su obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres es la mejor fuente que nos ha llegado para reconstruir la historia de la filosofía griega. Se lo considera un doxógrafo, esto es, un autor sin una filosofía propia que recoge por escrito la biografía, las vicisitudes, las anécdotas, las opiniones (dóxai) y las teorías de otros, a los que considera ilustres. Gracias a él se han conservado doctrinas y textos filosóficos de la antigüedad que se habrían perdido sin su esfuerzo compilatorio. La calidad de sus recopilaciones es desigual: los modernos estudiosos le reprochan falta de sentido crítico al reproducir informaciones extraídas de sus fuentes, pero al mismo tiempo le reconocen la virtud de evitar reinterpretaciones o de introducir sesgos propios.[1] BiografíaÉpocaSe ignoran las circunstancias de su vida, de sus estudios y de su época, supliéndose con conjeturas en base a datos de su obra. Como los autores más tardíos que cita son Plutarco, Teodosio el escéptico, Sexto Empírico y el discípulo de este, Saturnino el Citenate,[2] se cree que vivió durante el reinado del emperador romano Alejandro Severo (222-235).[3] ApelativoLa auténtica forma de su nombre no ha sido transmitida con exactitud: tanto los manuscritos como las menciones de Sópatro de Apamea y de la Suda lo nombran como Λαέρτιος Διογένης, pero Esteban de Bizancio y la Antología palatina invierten el orden y lo llaman Διογένης Λαέρτιος. Por otro lado, la expresión διογενὲς Λαερτιάδη (‘hijo de Laertes, del linaje de Zeus’) es una expresión que más de una vez utiliza Homero para referise a Odiseo,[4] de lo que se ha deducido que «Laercio» bien pudiera haber sido tomado de la tradición homérica para dar un apellido a un Diógenes de oscura extracción.[5] OrigenEn cuanto a su lugar de nacimiento o de residencia habitual tampoco existen datos positivos. Puede que el epíteto Laercio sea un locativo de la ciudad de Laertes, en Cilicia, mencionada por Estrabón.[6] Pero puede deberse también a la familia romana de los Laercios.[3] Otros estudiosos, refiriéndose a su biografía del escéptico Timón el Silógrafo, comentada por Apolónides de Nicea, en la que Diógenes llama a este último «ὁ παρ ἡμῶν» (‘uno de nosotros’),[7] infieren que era originario de Nicea, en Bitinia. Finalmente hay quien, a través de deducciones de carácter cultural, aunque sin pronunciarse taxativamente sobre su origen cree que vivió principalmente en Alejandría. Adscripción a una escuelaDiógenes Laercio no se adscribe a sí mismo a una escuela filosófica. Se han señalado, no obstante, cuatro posibles escuelas hacia las que manifiesta una mayor simpatía:[8]
Además de estas expresiones de simpatía, también expresa otras de antipatía, como su desdén por las supersticiones, o por los reformadores religiosos (Pitágoras y Empédocles), y su desprecio de los gazmoños e hipócritas calumniadores de Epicuro.[11] Pero, a pesar de todas estas expresiones, en ningún lugar manifiesta D. Laercio su preferencia por alguna escuela filosófica en particular, ni proclama ninguna doctrina propia.[12] Aunque su imparcialidad expositiva parece aprendida de los escépticos, es probable que provenga de su indiferencia y desapasionamento filosófico. En cuanto a las expresiones entusiastas por las doctrinas de Epicuro, muy bien podrían ser copiadas de alguna fuente, y no provenientes de su opinión personal.[13] Escritos![]() Se sabe de dos obras de Diógenes Laercio: una de poemas o epigramas, de la que solo se conservan escasos fragmentos, y otra de historia de la filosofía, que ha llegado a nosotros casi en su totalidad, con algunas lagunas detectadas. PammetrosObra de juventud en varios tomos, hoy perdida salvo por los fragmentos recogidos en las Vidas.[14] El título Παμμέτρoς (‘versos en todos los metros’)[15] se refiere al menos al primero de los tomos.[16] Recogía epigramas o sentencias referidas a personas famosas ya fallecidas. La calidad poética ha sido considerada escasa, aunque algunos comentadores valoran sus chispas de ingenio.[17] Vidas de los filósofosLa única obra conservada son los diez tomos de su obra Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres. Estas Vidas son un documento inestimable acerca de la filosofía griega de la época clásica. Contiene biografías, doctrinas sumarias y fragmentos de la filosofía en griego desde los presocráticos hasta Sexto Empírico, contemporáneo del autor. La meticulosidad de Diógenes Laercio lo llevó a incluir informaciones inciertas, poco contrastadas, o simples chismes que, sin embargo, en muchos casos resultan reveladores para la datación de versiones y para la interpretación de los restos textuales antiguos. La riqueza y variedad de los datos que transmite se ve mermada, sin embargo, por su falta de rigor filosófico. Las Vidas dividen la historia de la filosofía griega en dos distintas sucesiones: la jónica y la itálica:[18]
El contenido de los diez libros de las Vidas es el siguiente:
Pese a los problemas de insuficiente fialibilidad y rigor, las Vidas de Diógenes Laercio son la mejor recopilación de la historia de la filosofía griega llegada desde la antigüedad, y nos ha transmitido doctrinas y opiniones de los estoicos que no aparecen en ninguna otra fuente, llegando, en el caso de Epicuro, a transmitir obras completas, como son las Máximas capitales y las tres cartas doctrinales dirigidas a Heródoto, Pítocles y Meneceo. Véase tambiénNotas y referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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