Giuseppe Campuzano
Frank Giuseppe Campuzano Espinoza conocido como Giuseppe Campuzano (Lima, 14 de septiembre de 1969 - 9 de noviembre de 2013) fue un filósofo, investigador, artista multidisciplinar y activista travesti peruano que investigó sobre la historia del travestismo en Perú, la sexualidad y sus construcciones de identidad. Conceptualizó el travestismo no como la imitación de la mujer, sino como el ejercicio de libertad de una persona rompiendo convenciones. También cuestionó la figura del travesti blanco y occidental de la teoría queer anglosajona, reivindicando la impureza de los rastros cuir del sur. Su trabajo abarca gráfica, obra plástica, videocreación, literatura y acciones escénicas.[1] Desde 1990 registró su cuerpo travestido como proyecto y realizó distintas muestras. Es autor del libro Museo Travesti del Perú (2003-2008). BiografíaCampuzano proviene de una familia numerosa; con ocho hermanos de los cuales tres, viven en Lima y de padres provenientes del campo andino. Una vez en su vida consideró que era mejor vivir en Estados Unidos y se mudó a Virginia pero luego de seis meses regresó al Perú.[2] Desde fines de los años 80, Giuseppe había explorado ya las posibilidades de su cuerpo transgénero, teatralizando la normalidad sexual sin desparpajo en fiestas, marchas, ferias y galerías. A finales de los años 90 hizo un viaje al pueblo de su padre en los andes peruanos para ver, conocer más e involucrarse con el nivel de los márgenes de la ciudad y las fiestas campesinas.[3] En el año 2000, empezó a investigar con el tema travesti y la performance. En el 2006 publicó Reclaiming Travesti Histories con investigaciones del travestismo en la historia prehispánica de Perú. En 2008 colaboró en libro Development with a Body. En 2003, inició la investigación para el trabajo del Museo Travesti de Perú, publicado también en libro en 2008, que plantea el contexto histórico del travestismo en Perú y una reflexión filosófica a partir de una investigación realizada, recopilando documentos, objetos, imágenes, mitos y tradiciones orientadas a la conceptualización del travesti como una entidad artística y autónoma.[4] En 2005, presenta el ensayo fotográfico Dos veces al día que ganó el segundo lugar en concurso “Imágenes de Vida” sobre la realidad de personas viviendo con VIH/sida, junto a un texto que muestra su concepción ampliada del travestismo: "también el travestismo entendido como una serie de rituales cotidianos, como puede ser la relación entre un cuerpo con VIH y la tecnología médica. Ingerir el cóctel además de ser una necesidad vital es también una forma de habitar la historia política del fármaco; la ingesta de pastillas es así vista por Giuseppe como experiencia estética y acto ritual en donde el cuerpo anida en la terapia con el objetivo de alterar el destino de la enfermedad" señala Miguel A. López en su texto «Museo, musexo, mutexto, mutante: la máquina travesti de Giuseppe Campuzano, In memoriam».[3] En 2008 se presenta la exposición en Paradero Habana de Micromuseo, un museo alternativo de Lima, comisariada Gustavo Buntinx.[5] La exposición mostraba cerámicas con figuras de personajes travestidos y andróginos, huacos de ídolos incas de sexualidad indefinida, copias de ordenanzas coloniales de 1566 que penalizaban la «transgresión de la indumentaria», documentos médicos virreinales con conclusiones aberrantes sobre el hecho de vestirse con ropa del sexo opuesto, así como recortes periodísticos contemporáneos sobre travestis asesinados en la ciudad, y fotos de rituales travestis de iniciación en el Colegio Militar Leoncio Prado. También se proyectaba el cortometraje Anastasha (1999), un falso documental de culto.[6] Giuseppe Campuzano murió en noviembre de 2013 a causa de una enfermedad degenerativa crónica que le tuvo postrado en silla de ruedas en los últimos tiempos.[6] Sus amistades le despidieron con música y baile. Fue enterrado en los Jardines de la Paz de La Molina.[7] TravestismoCampuzano consideraba que el travestismo no es un hombre vistiéndose de mujer sino un hombre rompiendo convenciones, límites y vistiéndose como él quiere vestirse:
También cuestionaba que el cuerpo en muchas ocasiones ocupa todo el espacio situando el discurso del travesti en segundo plano:
Campuzano cuestionó también la teoría queer anglosajona: «frente a la figura del travesti blanco y occidental que la teoría queer anglosajona ha reivindicado con entusiasmo, el Museo Travestí de Perú excava en la impureza de los rastros cuir del Sur: conexiones con lo andrógino y lo divino del pasado, danzas ancestrales y ritos de inversión asociados a la cosecha, o la proliferación de santos apócrifos y ritualidades andinas. En todos los casos Campuzano coloca al cuerpo tránsito como el centro de los enunciados, un cuerpo falso y prostético, “cuya naturaleza es la incertidumbre” », señala Miguel A. López.[3] En 2008 Campuzano salió en defensa del Ministro de Agricultura Ismael Benavides duramente criticado por los nacionalistas peruanos por aparecer con la típica vestimenta de las campesinas de la sierra central, llevando unas faldas bordadas y una muñeca a sus espaldas.[9] Los titulares decían: «Ministro populista se disfraza de chola», «Piden renuncia de Benavides por hacer el ridículo», «Nacionalistas: no es serio que un ministro se vista de mamacha». Lo que para la clase política era una payasada, para Giuseppe era un homenaje. «Con sus críticas ignorantes y despectivas, están insultando a todos los peruanos que se visten de mujer desde siglos atrás, por cuestiones religiosas o artísticas», declaró.[6] El ministro Benavides explicó que se trataba de un atuendo propio de una danza de Junín y Ayacucho.[10] ObraEl Museo Travesti del Perú, 2003 - 2008El proyecto del Museo surge en Lima en 2003, ante la necesidad de una historia propia del travesti peruano. Este se inició como un trabajo de investigación que rescata la diversidad de los significados del travestismo en el contexto peruano en espacios cotidianos. Campuzano reconoció la importancia decisiva del escritor cubano Severo Sarduy en el inicio: «En De dónde son los cantantes está la génesis de este libro, porque allí plantea que las travestis son de Cuba».[2] La primera muestra de los materiales que recopiló se presentó en Lima en mayo de 2004: «Al principio fue una cosa muy personal, muy mía. Quería poner un poco en cuestión esta estética que venía de Hollywood, darle un poco la vuelta a la historia del Perú y los cientos de casos de travestismo ritual registrados)». A lo largo de la investigación, «fui haciendo diferentes exhibiciones en galerías, en la calle, también conferencias e intervenciones más políticas. Por ejemplo, estaban esos carteles sobre ‘“a mujer peruana” con retratos de mujeres sanisidrenses (el distrito financiero de Lima). Yo fui y pegué sobre esos retratos recortes de periódicos ampliados con historias de travestis (asesinatos, arrestos y persecuciones)».[2] En el año 2004, el Museo Travesti llevó a cabo una serie de exhibiciones en Lima y luego en otras ciudades del país y del mundo, estas exhibiciones se hicieron en parques, plazas, avenidas, mercados, universidades, galerías y centros culturales, y también en zonas mal llamadas «rojas», donde mujeres trans y/o travestis trabajan o se reúnen. Los contenidos de la exposición incluyen aspectos de la vida de las personas travestis —hombres, mujeres y personas de género no binario quienes transgreden la expresión de género socialmente impuesta sobre sus cuerpos, de acuerdo con su auto percepción e identidad—en espacios públicos, en sus familias, en el mercado laboral, y esto supone abordar cuestiones como la violencia, la discriminación, etc. «Más que denunciar, señala Campuzano, hay en mi trabajo una obsesión por la observación y el registro de mi propio cuerpo, un proceso que partió del narcisismo y el cuerpo travestido como fetiche, pero que en su reiteración ha producido desplazamientos como re-mapeos de ese cuerpo transfigurado. Necesito de esa transfiguración constante y, así, investigo no sólo las regulaciones sino las estrategias que las socavan. Es en tal sentido que parto de mi cuerpo para dislocar al sujeto. (...) el propósito del Museo, ha sido comunicar que las personas travestis se relacionan íntimamente con la comunidad en sus diversos planos y participan activamente en la producción de la cultura, entendiendo ésta en su sentido más amplio. El Museo Travesti desarrolla un trabajo único en el campo de los derechos humanos, al ofrecer una serie de recursos novedosos y útiles para quienes están comprometidos en las luchas por los derechos sexuales y de género». En una entrevista, Campuzano afirmó: «Con el Museo Travesti propongo trascender tales disyuntivas binarias (salvaje-civilizada, centro-margen, hombre-mujer) en el acto de entrar al museo, travestida de museo, para travestir al museo, como caballo de Troya, máscara indígena o retrovirus, aquellos actos travestis de siempre como performatividad y discurso.»[11] El Museo Travesti del Perú es una obra actualmente en marcha, la cual no es solo un museo acerca del travestismo peruano, es sino un proyecto o una pieza conceptual portátil que se arma y desarma en distintos lugares no necesariamente siempre dentro museos, galerías o lugares de exposición. Es también, una exploración de la propia experiencia personal del artista en este rubro. Su propósito es articular la memoria del travestismo, entre prejuicios y definiciones hechas por terceros, y como las cercanías y diferencias a los demás de este diverso grupo de personas llamadas travestis. Su objetivo es ser un Museo de Perú, que se entienda como una entidad travesti, que mantiene orígenes desde antes de la Conquista Española hasta la actualidad, para así poder quitar la influencia colonial y religiosa que divide a los seres humanos y sus cosas. Está conformado por diversas fuentes provenientes de datos de antropología, arte, historia, prensa, leyes y testimonios como lo presentado previamente. Se ha presentado como muestra, performance, protesta, libro o conferencia. La variedad de fuentes y formatos vuelve posible la aproximación multifocal al travestismo para que sea capaz de replantearse, con la finalidad de abarcar lo travesti y lo peruano. Toda esta información mostrada previamente también, ha sido recolectada por el mismo Giuseppe Campuzano desde su juventud, pero ya adulto tuvo la genial idea de plasmar y mostrar la verdad sobre el travestismo a la sociedad peruana. El prólogo del Museo es “Toda peruanidad es un travestismo”. Giuseppe con sus propias palabras cuenta que “El Museo travesti del Perú nace de la necesidad de una historia propia –una historia del Perú inédita–, ensayando una arqueología de los maquillajes y una filosofía de los cuerpos, para proponer una elaboración de metáforas más productiva que cualquier catalogación excluyente. Se trata de un ‘museo falso’ (como el apelativo de ‘falsa mujer’ con que este lenguaje maniqueo nos adjetiva). Museo embozado, cuyas máscaras –la artesanía, la fotocopia, la gigantografía, el banner, esos sistemas de producción en masa– no ocultan sino, al contrario, muestran. No camuflan sino travisten”.[2] Giuseppe Campuzano organizaba en el museo objetos, imágenes, textos y archivos de una manera en la cual realmente se puede leer y ordenar el travestismo en la historia del Perú. Por ejemplo podemos encontrar dentro de la muestra, un par de zapatos de tacón gastado muy altos que pertenecían a una travesti. El Museo se trata de eso, de poder darle la vuelta al travestismo como práctica y a la misma vez a la Historia del Perú como discurso. De poder reivindicar al travestismo ritual y las castas entre hombres-mujeres, y sus funciones delimitadas en las tribus y ciudades de América. El travestismo en contextos urbanos se considera ligado a una mitología del glamur y del “montaje” pero se sabe que no es la única manera ni aparición de este según la historia lo comprueba. Giuseppe afirma que “incluso los activistas hablan de las travestis de la ciudad y se refieren a una realidad que combina de diferente modo el transformismo, prostitución, estilismo y peluquería. Pero también existe en los pueblos otra versión del travestismo: hombres casados que hacen de travesti en las fiestas. A diferencia de lo que sucede en las grandes ciudades, en los pueblos las travestis están muy integrados a la sociedad. Ni siquiera podría sostenerse una relación unívoca entre travestismo y homosexualidad”.[2] Al ser el Perú un país muy machista y militarizado, la premisa de Giuseppe fue trabajar ‘conchudamente libre’, así mismo mezclando teoría queer con historia del Perú y con historias de vida de sus amigas travestis. Este enfoque multidisciplinario ayudara a revelar las aristas del “cuerpo como político” que permita “fundar una nueva nación para un nuevo cuerpo”.[2] “Los políticos que se oponen a la homosexualidad niegan el travestismo en términos históricos, como si no hubiera habido nada antes, pero la historia del travestismo en América es muy rica” recalca Campuzano, resumiendo lo que se puede ver y leer en el Museo. “El travestismo ritual suponía una conexión con la otra cultura, con otra dimensión. Permitía unir dos mundos. Todo eso es muy conocido por la historiografía, pero los textos más queer no se citan”, afirma. El libro sobre El Museo Travesti del Perú se publicó en el 2008. Es cuadrado y tiene tapas rosadas. Todas sus páginas contienen las mismas ilustraciones, recortes de periódicos, textos, ordenanzas, viejas virreinales, retratos, cronologías y crónicas que se encuentran en la exposición. Este libro fue financiado por varias ONGs, especialmente por el Institute of Development Studies. A partir de estos financiamientos, Giuseppe empezó a viajar y llevar su obra para presentarla en distintas ciudades incluidas Madrid y Praga. En el 2009 viajó a Bogotá al VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política donde también presentó su trabajo.[12] Saturday Night Thriller, 2013En diciembre de 2013 se presentó en el Centro Cultural de España el libro “Saturday Night Thriller, y otros escritos (1998 – 2013)” publicado en la editorial Estruendomudo, obra póstuma que reúne artículos teóricos sobre la problemática travestí en Perú como ser marginal estigmatizado. En él se compila los cuentos (algunos inéditos) y ensayos de Campuzano. El libro fue editado por el investigador y escritor sobre la cultura visual y política, Miguel A. López. También, contiene dos entrevistas realizadas por el periodista peruano José Gabriel Chueca, y por R. Marcos con fotografías de Claudia Alva, Frank García ‘Photon’, Alejandro Gómez, César Delgado, Museo de Arte de Lima, Carlos Pereyra, Musuk Nolte, Paul Apaza y Miguel Coaquira.[13] Otras obras
Premios y reconocimientos
Publicaciones
Colecciones
Exposiciones
Véase tambiénReferencias
Bibliografía
Enlaces externos
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