Su nombre proviene de la palabra quechua "Chacu", que hace referencia a un tipo de caza que practicaban históricamente las comunidades indígenas de la región.[1]
Geografía
Se extiende desde los 17° de latitud Sur, en la región tropical, a los 30' de latitud Sur, en la región templada.
Chaco Austral, que se extiende desde el río Bermejo hacia el Sur.
Orografía
Orográficamente constituye la parte norte de la llanura chaco-pampeana que se caracteriza por un relieve de formas bastante planas. Se desarrolla por debajo de la cota de 500 m s. n. m. y presenta una suave pendiente general hacia el sudeste. Presenta zonas deprimidas como el Pantanal o los Esteros del Iberá.
Ríos y sierras de la región
Dentro de los ríos y sierras que se ubican dentro de la región del Chaco, están los siguientes:
Sierras: Sierras Pampeanas y Serranías Subandinas.
Lagunas: Laguna de Mar Chiquita.
Clima, flora, fauna y uso del territorio
Regiones naturales y clima
El clima y la topografía del Chaco varían a lo largo del territorio, por lo cual se ha hecho la siguiente clasificación:
Chaco húmedo y subhúmedo: se caracteriza por tener un clima subtropical cálido. Las lluvias tienen una mayor diversidad biológica. La mayoría de los ríos del Gran Chaco se encuentran en esta región.
Chaco semiárido: es una planicie que ocasionalmente presenta en la zona norte la presencia de ríos o lagunas.
Chaco árido: es la zona más seca de toda la región. Su vegetación está constituida por xerófilas y matorrales.
Chaco serrano: dentro de su vegetación se alternan bosques con especies subtropicales (como los quebrachos) con pastizales.
Flora y fauna
De acuerdo a las condiciones de la región, la flora y la fauna son diversas. Sin embargo, se pueden destacar las siguientes:
Aunque cultivado desde los primeros asentamientos españoles en el siglo XVI, el Chaco Sudamericano albergó solo áreas agrícolas aisladas y muy pequeñas hasta la década de 1970 (Morello et al. 2005). Desde entonces, los mercados cada vez más globalizados y los precios crecientes de los granos contribuyeron a disparar la tasa de expansión agrícola, con 16 % del suelo bajo cultivo al año 2000.
El área del Gran Chaco está conformada por diez troncos lingüísticos de los cuales se desprenden aproximadamente cuarenta etnias diferentes que se ubicaron en los cuatro diferentes países que abarca el Chaco: Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. A continuación, se presentan las diferentes familias lingüísticas con las etnias correspondientes y la ubicación de acuerdo al país.[3]
Mbayá-Guaycurú
Argentina: qom (durante el s. XIX y hasta inicios del presente siglo XXI más conocidos por el apodo peyorativo de origen guaraní "toba"), pilagaes, mocovíes, abipones, mbayaes.
Características generales de las culturas indígenas
De acuerdo con el etnólogo alemán Walter Krickeberg, en su obra titulada Etnología de América,[4] hace una descripción general de las culturas del Gran Chaco, enfatizando las siguientes características generales:
Debido a las características del terreno, no existió gran desarrollo de la agricultura. La mayoría de las etnias estaban conformadas por cazadores-recolectores-pescadores.
La miel era un producto que se recolectaba en toda la región.
El arma principal de los cazadores era el arco.
El perro es el único animal doméstico conocido antes del contacto con los europeos.
Las chozas eran cupuliformes de ramas encorvadas y paravientos.
Tenían rituales de nacimiento, inicio de la pubertad y muerte. Se permitía el aborto y en algunos casos, el infanticidio.
La pesca es de gran importancia. Se usaban buitrones (redes sumergibles).
Sus utensilios para preparar alimentos eran quijadas de piraña, valvas de concha y puntas de hueso.
Los caduveos se denominaban a sí mismos como cadiguegodí.[5] Su ubicación principal fue en Brasil, especialmente en Mato Grosso del Sur. Actualmente se dividen en cuatro aldeas principales: Bodoquena, Campina, Tomázia y São João. Pertenecen a la familia lingüística mbayá-guaycurú. Son reconocidos como los últimos sobrevivientes de esta familia lingüística. Se les conoció también como "indios caballeros" por el gran uso y domesticación que le dieron a los caballos, y por esta razón, utilizaban más las lanzas que los arcos para la cacería. Vivían de la recolección de frutos silvestres, y se permitían la práctica del infanticidio y el aborto. Claude Lévi-Strauss les dedica un capítulo entero en su libro Tristes Trópicos,[6] donde hace un análisis detallado sobre una de las características culturales principales de los caduveos: la pintura corporal. Dentro de este estudio, Lévi-Strauss hace las siguientes observaciones:
Se mostraba la jerarquía de los nobles por medio de las pinturas corporales hechas con plantillas o tatuajes.
La cara y a veces el cuerpo se cubrían por una serie de arabescos asimétricos.
Podían hacerse en pintura o tatuajes.
Se divide la cara en cuatro partes para ser decorada.
De acuerdo con el misionero jesuita Sánchez Labrador (1760), las castas nobles solo se pintaban la frente y solo los cautivos se pintaban la cara completa.
De igual forma, solamente las mujeres jóvenes eran las que seguían esa tradición.
Actualmente, las pinturas solamente se realizan por placer, y pueden ser temporales o permanentes.
La tinta estaba hecha del fruto del árbol Jenipapo, o Genipa Americana y usaban espinas de pescado para realizarse los tatuajes.
Expediciones incas, Conquista del Gran Chaco y reducciones jesuitas y franciscanas
El Chaco, favorecido por la impenetrabilidad de su territorio y la férrea resistencia de sus habitantes, quedaría como propiedad de las culturas originarias por tres siglos más desde la llamada conquista de América por parte de los europeos. Con anterioridad, los incas bajo el mando de Túpac Yupanqui habían intentado conquistar el Gran Chaco sin éxito.[7] En 1524 Alejo García fue el primer europeo en internarse en el Gran Chaco. Penetró en el Chaco llegando hasta las estribaciones andinas. Juan de Ayolas, Alguacil Mayor, se interna luego en el Chaco llegando hasta Bolivia. Muere en manos de los nativos en el viaje de regreso (1540). El 11 de marzo de 1542 llega a Asunción Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien intenta llegar a la supuesta Sierra de la Plata. El capitán Hernando Ribera fue enviado al norte y remontó el río Paraguay.
A continuación, se presenta un cuadro con las principales misiones realizadas por jesuitas y franciscanos en el área del Chaco.[8]
Año
Misión
Orden
Etnia
País
Descripción
1580
San Lorenzo de los Altos
Franciscana
Guaraní
Paraguay
Luis de Bolaños y Alonso de Buenaventura. Consiguieron reunir a más de 1300 indígenas.
1610
Nuestra Señora María de los Reyes
Jesuita
Guaykurú
Paraguay
Roque González de Santa Cruz. En Yasocá, ubicado a una legua del río Paraguay frente a Asunción.
1708
Concepción
Jesuita
Chiquitana
Bolivia
Fundada por el jesuita Lucas Caballero. En 1767 pasó a ser administrada por civiles.
1717
Concepción en el Valle de Salinas
Jesuita
Chiriguana y Mataguaya
Bolivia
Fundada en el año 1717 por el padre Francisco Guevara. Los franciscanos se hicieron a cargo en 1769 por el corregidor de Tarija.
1760
Nuestra Señora de Belén
Jesuita
Mbayá
Paraguay
Los jesuitas buscaban conectar las misiones de Chiquitos (Bolivia) con las de Paraguay.
1851
San Roque de Aguairenda
Franciscana
Chiriguana
Bolivia
Giuseppe Giannelli. Aquí las epidemias provocaron la disminución de la población originaria, en 1896 había 290 personas.
1900
Nueva Pompeya
Franciscana
Wichi
Argentina
En el año 1900 las autoridades chaqueñas concedieron 20 000 hectáreas.
1901
San Francisco de Laishí
Franciscana
Tobá
Argentina
Durante la segunda presidencia de Julio Roca se autorizó fundar reducciones indígenas en Formosa.
La guerra del Chaco fue un enfrentamiento entre Paraguay y Bolivia que duró de 1932 a 1935. Una de las razones principales del conflicto es que desde la conformación de los respectivos Estados-Nación no se encontraba bien delimitado el territorio, siendo la subregión del Chaco Boreal la que se disputaban. Entre las consecuencias, se encuentra el impacto a las comunidades indígenas. El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del Chaco Boreal.
Actualidad
En censos realizados en los últimos años, el porcentaje de ubicación de las comunidades indígenas se ha dividido de la siguiente manera:[9]
En el Chaco argentino viven aproximadamente 149 000 indígenas, el 6 % del total del país.
En el Chaco boliviano viven aproximadamente 136 505 indígenas, el 2,7 % del total del país.
En el Chaco paraguayo viven aproximadamente 39 240 indígenas, el 5 % del total del país.
Reformas legales
Dentro de las reformas legales para el reconocimiento a los pueblos indígenas que cada país que integra el área del Gran Chaco ha realizado de manera interna, destacan las siguientes:[10]
Argentina: En 1994 se reforma la Constitución Nacional. Originalmente se señalaba "mantener a los indios en reservas y convertirlos a la religión católica". Actualmente, después de la reforma dice: "reconocer la preexistencia étnica de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural".
Brasil: Constitucionalmente se hace referencia a los pueblos y lenguas indígenas hasta el año 1988. Se reconocen las comunidades en el capítulo VIII, que tiene por nombre “De los Indios (Dos Índios)”.
Bolivia: Con el gobierno de Evo Morales se reconocen las 36 lenguas habladas en el país, de acuerdo con el Art. 5, inciso I de la Carta Magna Boliviana. Destaca la obligatoriedad de la formación de una educación trilingüe: lengua española, lengua originaria y lengua extranjera.
Paraguay: En la Constitución de 1992 se reconoce como un estado pluricultural y bilingüe, reconociendo como lenguas oficiales el español y el guaraní.