Gruta de Maquiné
Gruta de Maquiné (MG-0243), también conocida como Lapa Nova de Maquiné, es la cueva más antigua y una de las más visitadas comercialmente de Brasil.[1] Se encuentra a unos 5 km (3,1 mi) de Cordisburgo y 143 km (88,9 mi) al noroeste de Belo Horizonte, en el Estado de Minas Gerais. La cueva tiene siete enormes cámaras exploradas, que suman 650 m (2132,5 pies) (lineal) y desnivel del terreno de sólo 18 m (59,1 pies). Las medidas de seguridad como iluminación, pasarelas y pasamanos permiten a una multitud de visitantes disfrutar con seguridad de las maravillas de la gruta, donde todo el recorrido es acompañado por un guía local experimentado.[2] DescripciónGeomorfologíaMaquiné se encuentra orientada hacia el norte, con un pórtico en forma de arco poco profundo de aproximadamente 18 m (59,1 pies) de ancho sólo 8 m (26,2 pies) de altura.[3] La dirección principal de la cueva es de norte a sur, siendo su mayor extensión de 438,91 m (1440,0 pies).[3] Con una temperatura interna que oscila entre 26 a 27 °C (78,8 a 80,6 °F),[4] es esencialmente horizontal, formando una galería continua con un ancho promedio de 9 a 12 m (29,5 a 39,4 pies) y altura de 15 a 18 m (49,2 a 59,1 pies).[3] El principal elemento de su formación es el carbonato cálcico, presentándose también otros minerales como sílice, yeso, cuarzo y hierro. Sus galerías y salas, verdaderas rarezas arquitectónicas, son el resultado del formidable trabajo del agua durante milenios.durante milenios.[3] PaleontologíaConsiderada la "cuna" de la paleontología en Brasil, la gruta fue descubierta en 1825 por el agricultor y terrateniente Joaquim Maria Maquiné. Es ampliamente conocida por su importancia paleontológica detectada inicialmente por Peter Claussen y el naturalista danés Peter Wilhelm Lund, quienes la exploraron científicamente por primera vez en 1834.[3] Lund permaneció dentro de la cueva casi dos años realizando sus investigaciones sobre la paleontología brasileña, describiendo todas las cámaras, explicando la formación de estalagmitas y estalactitas y examinando restos humanos y petrificación de animales del Cuaternario. Entre otros, encontró esqueletos fosilizados de aves con una extraordinaria curvatura de hasta tres metros y el Nothrotherium maquinense, el más pequeño y emblemático de los perezosos terrestres que encontró en 1835 cuando exploró por primera vez la cueva.[5] Referencias
Enlaces externos
|