Luz de gas[1][2] (en inglés: gaslighting) es un tipo de abuso psicológico en el que se hace a alguien cuestionar su propia realidad.[3] Consiste en negar la realidad, dar por sucedido algo que nunca ocurrió o presentar información falsa con el fin de hacer dudar a la víctima de su memoria o de su percepción.[4] Puede consistir en negaciones simples por parte del abusador/a o abusadores/as, en el sentido de si determinados sucesos ocurrieron o no, o incluso en la escenificación de situaciones extrañas con el fin de desorientar a la víctima.
La locución proviene de la obra de teatro británica de 1938 Luz de gas y sus adaptaciones al cine de 1940 y 1944. El argumento de la obra gira en torno a las estratagemas que pone en marcha un hombre de clase acomodada para hacer creer a su esposa que se está volviendo loca; así, manipula, cambia de lugar o esconde pequeños objetos de su entorno para después, ante la extrañeza de ella, simular que nunca hubo cambio alguno, de modo que esta acabe convencida de que padece lagunas de memoria. El título de la obra remite a las lámparas de gas que el marido usa en el desván mientras busca el tesoro escondido. La mujer advierte que el resto de las luces de la casa pierden intensidad sin que haya ninguna causa lógica, pues el marido le hace creer que ha salido.
Desde la década de 1970 se usa coloquialmente para referirse a los esfuerzos de alguien para manipular el sentido de realidad de otra persona. La teórica del feminismoFlorence Rush abordó la cuestión en su ensayo sobre el abuso infantilThe Best Kept Secret: The Sexual Abuse of Children.[7] En 1994, Victor Santoro popularizó la expresión con la publicación de Gaslighting: How to Drive Your Enemies Crazy, donde explica diversas tácticas para manipular al objetivo (target), como provocarle desorientación, llevarle a elaborar pensamientos paranoides, destruir su reputación o inducirle a enfrentarse con otros.[8]
Joaquín Sabina en su canción «El caso de la rubia platino».
El grupo español Sidecars lanzó en 2010 la canción «Luz de gas», un reproche por los engaños de un amor perdido.
Luis Eduardo Aute, en su tema «Una de dos», hace alusión a este tipo de manipulación en la frase «a ti no puedo hacerte luz de gas».
Tino Casal, en su versión del tema «Eloise» originalmente cantado por Barry Ryan en 1968, describe la angustia a la que le somete su amada: «Con tanta actividad me mortificas sin piedad, y ya no puedo más, tímida luz de gas».