María Vetsera
María Alejandrina de Vetsera (Viena, 19 de marzo de 1871 - Mayerling, 30 de enero de 1889) fue una aristócrata austrohúngara, conocida principalmente por haber sido la amante del archiduque Rodolfo de Habsburgo, junto al que apareció muerta en extrañas circunstancias. Hija del barón Albin de Vetsera, un diplomático húngaro afincado en la corte vienesa, y su esposa Elena Baltazzi, miembro de una de las familias de banqueros griegos más importantes del Imperio turco, tuvo tres hermanos: Ladislao Lazi, Juana Hanna y Francisco Albin Feri. Datos biográficosPrácticamente nada se sabe de su vida hasta que, a finales de 1888, la baronesa María Luisa Mendel von Wallersee (1858-1940), prima del Kronprinz, presentó a Rodolfo a la joven. Según algunos investigadores, María estaba profundamente enamorada del heredero; este, por el contrario, sumido en una profunda depresión, había decidido suicidarse; pero, ante el miedo a morir solo, propuso a María quitarse la vida juntos, a lo que ella accedió.
Parece que, días antes de su muerte, María escribió una serie de misivas de despedida: Dos cartas más irían dirigidas a sus hermanos Juana y Francisco Albin.[2]
El 13 de enero, el heredero al trono le regaló a la baronesa un anillo con la leyenda:
Aquel mismo día, María fue al estudio de su fotógrafo en Viena y, a continuación, redactó su testamento.[3] Por último, se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria un perfil a lápiz de la joven, firmado y fechado por Em. Böger en 1889, desconociéndose por ahora más datos al respecto. Mayerling
Con la ayuda de María Luisa, se planeó la «desaparición» de María Vetsera.
Finalmente, la madrugada del 30 de enero de 1889, Rodolfo de Habsburgo (príncipe heredero de Austria), hijo del emperador Francisco José I y la emperatriz Isabel de Baviera, más conocida como Sissi, fue hallado muerto junto a su amante la baronesa de Vetsera (sin haber cumplido aún los 18 años), tras haberse suicidado, según la primera versión «oficial» de lo ocurrido (de ella no se dice nada). Tras el suceso, el cadáver de María fue sepultado, subrepticiamente, en el pequeño cementerio contiguo a la abadía de Heiligenkreuz. A principios de febrero, «mientras los recuerdos están aún frescos», el conde Hoyos declaró:
Estudio de los restosEn la abril de 1945, cuando la II Guerra Mundial tocaba a su fin, el monasterio fue atacado por la artillería soviética y un proyectil de largo alcance desplazó la losa de granito que, desde 1889, cubría la tumba de la baronesa. Gerd Holler (Mayerling, die Lösung des Rätsels, 1983), un joven médico local, fue requerido para examinar sus restos, antes de volver a enterrarlos, comprobando que estos no presentaban herida de bala alguna, lo que echaba por tierra la teoría de que Rodolfo le hubiese disparado. No conforme del todo, Holler esperó que se abriese el Archivo Apostólico Vaticano para cotejar los resultados de su investigación con la que se había realizado en su momento para decidir si sus cuerpos podían recibir sepultura eclesiástica: este primer análisis también había llegado a la conclusión de que el arma homicida solo había sido disparada una vez, y la víctima habría sido Rodolfo; por eso su cabeza aparecía vendada. Según Holler, María fue asesinada a puñaladas y golpes de los que trató de defenderse. En 1959, se fabricó un tercer ataúd, brutalmente abierto esta vez por Helmut Flatzelsteiner, un comerciante de muebles de Puchenau, cerca de Linz, en julio de 1991. Finalmente, el 28 de octubre de 1993, los restos de la joven fueron conducidos de nuevo al cementerio de Heiligenkreuz. Hemerografía
Galería de imágenes
Véase tambiénNotas y referencias
Bibliografía
Enlaces externos
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