Pintura incaicaLa pintura como arte fue ampliamente practicada por los incas, aunque sin alcanzar los niveles de las culturas preincas, como la Nazca y la Moche. Esta expresión artística fue realizada principalmente en murales y mantos, de los cuales solo se conservan algunos restos incompletos. Otras muestras de este arte serían las tablas y telas pintadas con escenas históricas y guardadas en Puquincancha (Cuzco), según testimonio del cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, pero de las que ya no quedan ningún ejemplar conservado. También es de destacar la pintura como complemento ornamental de las piezas de cerámica y de otras artesanías, como la realizada sobre los aríbalos (cántaros) y los queros (vasos ceremoniales). En un segundo plano estarían la decoración de los escudos militares, a manera de figuras heráldicas, según la información de algunas crónicas. Características
MuralesAntes que nada y tal como lo ha señalado Duccio Bonavia, se debe diferenciar las paredes pintadas de uno o varios colores y los murales con diseños o motivos representando escenas diversas. Los incas asimilaron las técnicas de la pintura mural de su contacto con las culturas costeñas. Las usaron para decorar las paredes de las construcciones de barro que elevaron o ampliaron en la costa, hallándose muestras de este arte en Tambo Colorado, Pachacámac, Paramonga, etc. El Inca Garcilaso de la Vega menciona también una antigua pintura mural incaica que en sus días todavía se podía ver en el Cuzco, cuya ejecución fue ordenada por el inca Viracocha en conmemoración de su victoria sobre los chancas (según la versión del inca historiador):
La pintura mural era ya para entonces un arte milenario en el antiguo Perú. Hacia el Horizonte Temprano, la pintura era aplicada directamente sobre la pared enlucida, mientras que durante el Intermedio Temprano se cubría el muro enlucido con pintura blanca antes de realizar el dibujo deseado. Otra técnica usada entonces era trazar motivos incisos sobre el barro húmedo para luego rellenarlo con pintura. MantosLa técnica de la pintura sobre telas de algodón llano era practicada en toda la costa peruana, especialmente en el norte. Aparece en varios períodos anteriores a la época inca, aunque al parecer solo empieza con Paracas Necrópolis. Como parte del elaborado arte textil, esta técnica da la impresión de ser el método más sencillo de decoración; es probable que se recurriera a ella solo en casos de emergencia. Las telas y los dibujos son bastante grandes y los colores pocos. Algunas telas fueron al parecer estampadas con sellos de madera talladas. Todavía por la década de 1570 existían artistas especializados en el arte de pintar mantos que se trasladaban de un lugar u otro para ejercer su oficio. Estos artesanos pedían licencia ante el oidor para ir libremente por los valles sin ser estorbados. En los museos y colecciones privadas se pueden apreciar estos mantos, empleados quizá para cubrir paredes desnudas o servir de vestimenta a los señores importantes. PuquincanchaEl Puquincancha o Poquen Cancha, según la descripción que nos ha dejado el cronista Pedro Sarmiento de Gamboa, debió ser una especie de pinacoteca o museo de los incas, donde estos guardaban sus pinturas realizadas en tablones y telas, bajo el cuidado de unos especialistas en interpretarlas. Se hallaba en el Cuzco, cerca del Coricancha o Templo del Sol y fue fundado por el inca Pachacútec. En esas tablas y paños se hallaban pintadas las historias de los reyes incas, la biografía de cada uno de ellos, las tierras que conquistaron y las antiguas leyendas de los orígenes del imperio. Esas tablas son mencionadas también en las Informaciones del virrey Francisco de Toledo y por lo tanto deben ser consideradas como información harto confiable. La ubicación exacta del Puquincancha era en el camino del Contisuyo, en Payán, junto a Pilcopuquio, concretamente la tercera huaca encima de Cayocachi. Decoración de los querosSe conservan numerosos queros o vasos de madera decorados hábilmente con elementos gráficos y escenas cotidianas: se ven incas, coyas, príncipes, princesas, guerreros, labradores, músicos, mujeres y niños, así como aves y otros animales, figuras todas que dan la impresión de carecer de libertad de movimiento; se les ve rígidas, pesadas, lentas. Se emplean los colores rojo, amarillo, negro, azul, blanco y verde. No obstante, existe controversia en cuanto al fechado exacto de estos queros pintados. Todo indica que son de la época colonial, influenciada por las técnicas pictóricas traídas por los españoles. Los queros de la época imperial incaica suelen estar decorados sin colorantes, solo con diseños geométricos ejecutados mediante líneas incisas delgadas; a veces la decoración se complementa con incrustaciones de turquesa y nácar. Decoración de los escudos de guerraSegún la información transmitida por algunos cronistas como el Inca Garcilaso de la Vega, los incas pintaron las caras externas de sus escudos de guerra con diseños aplicados en colores intensos. Lo harían para diferenciarse de sus enemigos durante las batallas. Serían dibujos a manera de blasones, con el lenguaje simbólico propio de los incas. Mapas pintadosOtro renglón dentro del arte pictórico fue la realización de una suerte de mapas pintados que representaban un lugar o una región. El cronista Juan de Betanzos relata que después de la derrota de los chancas los jefes cusqueños se presentaron ante Cusi Yupanqui (después llamado Pachacútec) para ofrecerle la mascapaicha o borla imperial y lo encontraron pintando los cambios que pensaba hacer en el Cuzco. Tal práctica se confirma con una afirmación hecha en el juicio sostenido por las etnias de Canta y de Chaclla entre 1558 y 1570, en la que uno de los litigantes presentó ante la Real Audiencia de Lima los dibujos de su valle indicando sus reclamos de terrenos, mientras la otra parte mostró una maqueta de barro que representaba a todo el valle. Véase tambiénNotas y referenciasNotas
Bibliografía
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