AménAmén (en hebreo: אמן ʾāmēn, en griego: ἀμήν amḗn, en arameo: ܐܡܝܢ 'amīn) es una palabra de origen semítica que suele traducirse como «así sea», con un sentido aprobatorio, o «así es», como señal de reafirmación (por ejemplo, de la fe).[1] Empleada en el judaísmo, posteriormente adoptada por el cristianismo y después por el islam. Esta palabra es una de las aclamaciones litúrgicas más frecuentes,[1] y se utiliza generalmente como fórmula para concluir las oraciones. SignificadoEl término «amén», es símbolo de confirmación y de afirmación.[2] El significado real de la palabra es ‘en verdad’, ‘ciertamente’ o ‘que conste’.[3] Popularmente se le ha dado el significado de ‘así sea’, ‘palabra de Dios’ o, simplemente, ‘sí’. En efecto, la raíz de este adverbio implica firmeza, solidez, seguridad, y en hebreo es la misma que se utiliza para el vocablo «fe».[3] En el Talmud se indica que la palabra 'amén' es un acrónimo que se podría traducir como 'Dios, Rey en el que se puede confiar'.[4] Decir «amén» es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. Por eso, expresado en forma conjunta o grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado en tal ocasión. UsosEl término «amén» es muy utilizado en la Biblia, y se lo usa también frecuentemente en la liturgia sinagogal y cristiana.[2] Puede encontrarse al principio o al final de la frase. En contraste con el uso de amén como una reafirmación posterior (es decir, al final de la oración), los evangelios sitúan a Jesucristo iniciando algunos de sus discursos con un doble «Amén, amén», en el Nuevo Testamento, frecuentemente traducido como: «En verdad, en verdad» o «De cierto, de cierto» (por ejemplo: Juan 14:12).[4] En el libro del Apocalipsis, Cristo es llamado «el Amén» (Apocalipsis 3:14).[2] Amén en otros idiomasVariantes en otros idiomas
Véase tambiénReferencias
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