Parábola del crecimiento de la semillaLa parábola del crecimiento de la semilla, también conocida como parábola de la semilla que crece o semilla que crece en secreto es una de las parábolas de Jesús encontrada en Marcos 4:26-29. Es una parábola sobre el crecimiento en el Reino de Dios. Habla del crecimiento del reino de los cielos entre las personas. Sigue a la Parábola del sembrador y a la Parábola de la lámpara, y precede a la Parábola del grano de mostaza. Texto bíblicoLa parábola es la siguiente:
Interpretación de la Iglesia católicaLa sencillez de las parábolas de la semilla y del grano de mostaza, que van seguidas en el evangelio, podría ocultar su contenido de fondo. Contienen la idea de crecimiento: la parábola de la semilla habla de la eficacia per se del Reino y de su desarrollo; la del grano de mostaza, de la desproporción entre el principio, ya que es la más pequeña de las semillas, y el final, cuando llega a ser un gran árbol. La semilla es fecunda, pero necesita que la buena tierra que la acoge que deben ser las personas; posteriormente vendrá el fruto de la virtud tal y como dice san Gregorio Magno: «Cuando concebimos buenos deseos, echamos las semillas en la tierra; cuando comenzamos a obrar bien, somos hierba, y cuando, progresando en el buen obrar, crecemos, llegamos a espigas, y cuando ya estamos firmes en obrar el bien con perfección, ya llevamos en la espiga el grano maduro» [1][2]
San Pablo describe el crecimiento de la iglesia en la antigua Corinto de manera similar: A diferencia de la parábola del Sembrador, aquí la semilla parece representar el propio Reino de Dios.[6] Las diferencias de interpretación resultan de enfatizar diferentes aspectos de la parábola, como la semilla, el sembrador o la tierra.[7] Véase tambiénReferencias
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