Share to:

 

Beatriz de Bobadilla (señora de La Gomera)

Beatriz de Bobadilla

Gobernadora de La Gomera y El Hierro
1488-1498
Predecesor Hernán Peraza
Sucesor Hernán Muñoz

Teniente de gobernador de Tenerife
28 de julio de 1502-Junio de 1503

Información personal
Apodo La Cazadora; La Bobadilla
Otros nombres Leonor de Bobadilla[nota 1]
Nacimiento Década de 1460
Medina del Campo, Corona de Castilla
Fallecimiento Noviembre de 1504
Medina del Campo, Corona de Castilla
Nacionalidad Castellana
Religión Cristianismo católico
Familia
Padres Juan de Bobadilla
Leonor Álvarez de Vadillo
Cónyuge Hernán Peraza (matr. 1482-1488)
Alonso Fernández de Lugo (matr. 1498-1504)
Pareja Rodrigo Téllez Girón
¿Fernando II de Aragón?
¿Cristóbal Colón?
Hijos Guillén Peraza de Ayala, Inés de Herrera y ¿Beatriz de Lugo?
Familiares Francisco de Bobadilla (hermano), Pedro de Bobadilla (tío abuelo), Beatriz de Bobadilla y Francisco de Bobadilla y Maldonado (tíos segundos)
Información profesional
Ocupación Dama de compañía
Tratamiento Doña
Título Señora de La Gomera y El Hierro
Término 1482-1488 (como señora consorte)
1488-1504 (como señora tutelar)

Beatriz de Bobadilla[nota 2]​ (Medina del Campo, década de 1460-Medina del Campo, noviembre de 1504) fue una dama castellana de la baja nobleza que vivió durante la época de la conquista y colonización europeas de CanariasEspaña―, siendo conocida por ser señora de las islas de La Gomera y El Hierro al haberse casado con Hernán Peraza.[6][7][8]

Es uno de los personajes femeninos más destacados y controvertidos de la historia de Canarias. La tradición histórica ha ensalzado tanto su belleza como su lado más cruel y despiadado. La primera faceta la llevó a despertar el interés romántico de personajes de la época tan sobresalientes como el propio rey Fernando II de Aragón o el almirante Cristóbal Colón, mientras que la segunda se debió sobre todo a su actuación durante la dura represión que siguió a la conocida como rebelión de los gomeros.[9]

Fue apodada la Cazadora por el cargo de cazador mayor que tenía su padre para así diferenciarla de su famosa tía segunda, Beatriz de Bobadilla, primera marquesa de Moya y amiga íntima de la reina Isabel I de Castilla.[10]

Biografía

Orígenes familiares

Se desconoce la fecha exacta del nacimiento de Beatriz de Bobadilla, aunque debió hacerlo entre finales de la década de 1450 y mediados de la siguiente.[8]​ Originaria de la villa castellana de Medina del Campo, pertenecía a una rama secundaria del linaje de los señores de Bobadilla.[11][nota 3]

Era una de las hijas del matrimonio formado por Juan de Bobadilla y Leonor Álvarez de Vadillo. Su padre ejerció los cargos de regidor de Medina del Campo, doncel del rey Enrique IV de Castilla, corregidor de la villa de Madrid, alcaide de sus alcázares y cazador mayor tanto de Enrique IV como de Fernando II de Aragón.[14][nota 4]​ Sus abuelos paternos fueron Cristóbal de Bobadilla y Juana de Ulloa,[11]​ mientras que se desconoce quiénes fueron sus abuelos maternos, si bien se sabe que su madre era sobrina de Diego Fernández de Vadillo, secretario del rey Fernando I de Aragón, y de su mujer Leonor Álvarez de Toro, camarera de la reina Leonor de Alburquerque.[16]

Primeros años y juventud

Durante su juventud tuvo fama de tener varios amantes, tal y como recogió Baltasar de Castiglione en su obra El cortesano. Esta información la tomó el escritor italiano de Alonso Carrillo, quien había coincidido con Beatriz en la corte en varias ocasiones.[17]​ No obstante, el único amante probado fue Rodrigo Téllez Girón, quien por su condición de maestre de la orden de Calatrava no podía contraer matrimonio.[18]

Fallecido Téllez Girón en julio de 1482, Beatriz pasó a ser dama y criada de la reina Isabel la Católica, despertando entonces la atención amorosa del rey Fernando según algunos autores.[19][20][21][22]

Matrimonio con Hernán Peraza y traslado a las islas Canarias

La villa de San Sebastián de La Gomera se convirtió en la nueva residencia de Beatriz de Bobadilla tras su matrimonio con Hernán Peraza en 1482.

En este tiempo estaba en la corte Hernán Peraza el Mozo, señor de la isla de La Gomera, quien había sido requerido por los reyes para responder por la muerte del capitán conquistador Juan Rejón en su isla. Para obtener el perdón real, Peraza fue obligado a casarse con Beatriz por mandato de la propia reina, así como a participar con sus vasallos en la conquista de Gran Canaria que se estaba realizando en aquellos momentos. Para la mayoría de los primeros historiadores, este matrimonio sirvió a la reina Isabel para alejar a Beatriz de la corte, ya que estaba celosa de las atenciones que le prestaba el rey Fernando.[19][23]​ Sin embargo, también se ha propuesto que este matrimonio sirvió a los reyes para controlar de alguna manera a la familia Herrera-Peraza, señores de Canarias, al introducir en su seno a alguien afecto a la Corona, ya que por esa época seguía en trámite el traspaso de los derechos de conquista sobre Gran Canaria, Tenerife y La Palma.[24][25]

La boda se llevó a cabo en la villa de Madrid en algún momento entre noviembre y diciembre de 1482.[20]​ Los reyes otorgaron a Beatriz como dote una finca en el Aljarafe sevillano denominada la Mairenilla, así como la cantidad de 500 000 maravedíes que habían de recaudarse sobre las rentas de ese año de las villas y lugares pertenecientes a la orden de Calatrava.[26]

El matrimonio abandonó la corte y se trasladó a su nueva residencia en la villa de San Sebastián de La Gomera,[19]​ dedicándose Bobadilla en los años siguientes a la crianza de los dos hijos que habían tenido.[27]

En 1486 se convierte también en señora consorte de la isla de El Hierro, al habérsela cedido Inés Peraza a su hijo por escritura firmada en la villa de Moguer.[28]

Muerte de Hernán Peraza y rebelión de los gomeros

Torre de San Sebastián, lugar donde Beatriz de Bobadilla y sus hijos se refugiaron tras la muerte de su esposo a manos de los aborígenes gomeros.

A finales de 1488 los aborígenes gomeros se sublevaron contra el señorío castellano y asesinaron a su señor Hernán Peraza. Bobadilla, con sus hijos y otros vecinos de la villa se refugiaron en la torre de San Sebastián, en la que fueron sitiados por los rebeldes. Después de varios días cercados, los vasallos de Beatriz lograron abatir a Hautacuperche, el principal caudillo de los gomeros, con lo que estos se retiraron a las montañas. Bobadilla envió entonces un mensajero a Gran Canaria para solicitar la ayuda del gobernador Pedro de Vera, que acudió en breve tiempo con cuatrocientos hombres.[29][30]

Poco después de su llegada el gobernador Vera y sus hombres lograron arrestar a los rebeldes, iniciando él y Bobadilla un proceso judicial contra ellos. Según los primeros historiadores, todos los varones mayores de quince años fueron ejecutados de diversas y crueles maneras, mientras que la mayoría de las mujeres y niños fueron apresados y vendidos como esclavos.[31][32][33][34]

La actuación de Bobadilla y Vera fue posteriormente denunciada ante los reyes por fray Miguel López de la Serna, obispo de Canarias, quien argumentaba que los gomeros habían sido vendidos ilegalmente puesto que eran cristianos. El Consejo Real dio por buena la denuncia del obispo, e inició un proceso para la liberación de los esclavos que se demoró varios años. Asimismo, tanto Bobadilla como Vera fueron condenados a entregar 500 000 maravedíes cada uno con el que sufragar las indemnizaciones por la libertad de los gomeros.[35][36]

No obstante, Bobadilla se resistió a la entrega del dinero y fue requerida por el Consejo en varias ocasiones hasta que en septiembre de 1491 acudió personalmente a la corte establecida en la ciudad de Córdoba para defenderse de las acusaciones. Allí argumentó que los gomeros no eran buenos cristianos, «non cuidando de se baptizar, llamándose con nombres gentiles, viviendo desnudos e teniendo ocho o diez mugeres», y que habían hecho un pacto con Peraza años atrás por el cual podían ser tomados como cautivos si no se apartaban de sus ritos antiguos. Bobadilla logró demorar la resolución del Consejo Real, pero el profesor Antonio Rumeu de Armas cree que finalmente debió claudicar y depositar el medio millón de maravedíes.[37]

La represión realizada por Bobadilla y Vera en La Gomera en 1489 dejó la isla prácticamente diezmada de población aborigen, considerándose por los historiadores como el hecho definitivo de la conquista e incorporación de la isla a la Corona de Castilla.[38][39]

Tras la muerte de Hernán Peraza, Bobadilla asumió el gobierno de La Gomera y El Hierro como tutora de su hijo Guillén Peraza de Ayala.[40]

Relación con Cristóbal Colón

En su primer viaje a América, Cristóbal Colón recaló en la isla de La Gomera con su nave La Niña.

Según el historiador Antonio Rumeu de Armas, Bobadilla habría conocido al futuro almirante en el real de Santa Fe en mayo de 1492. Ella había acudido para defender ante los reyes los derechos de su hijo sobre el señorío insular frente a su familia política, mientras que el almirante acababa de firmar las capitulaciones de su expedición.[41]

Posteriormente, Bobadilla abasteció a las flotas de Colón en sus tres primeros viajes a América en 1492, 1493 y 1498.[42]

En su primer viaje Colón no llegó a coincidir con Bobadilla, puesto que cuando recaló en el puerto de San Sebastián el 12 de agosto de 1492 con el objetivo de conseguir un nuevo barco, ella se encontraba en Gran Canaria.[43]

En su segundo viaje, Colón arribó a La Gomera el 5 de octubre de 1493. Una vez en el puerto, la tripulación llevó a cabo por orden del almirante diferentes triunfos, tiros de bombarda y lanzamiento de fuegos artificiales en homenaje a Bobadilla.[44]​ La armada se abasteció de vituallas y agua, y partió de la isla el 7 de octubre.[45]

Finalmente, en el tercer viaje volvió a recalar en La Gomera a su paso por Canarias en junio de 1498.[46]

La historiografía ha mantenido la idea de un romance entre Bobadilla y Colón desde el descubrimiento en 1885 de una carta-relación escrita en 1495 por un compañero del almirante. En ella, el autor apuntó a que Colón «estuvo encendido de amor» por la señora de La Gomera.[47]

Conflictos con la familia Herrera-Peraza por el señorío de las islas

Bobadilla tuvo que pleitear contra su suegra Inés Peraza y su cuñado Sancho de Herrera en defensa de los derechos de sus hijos al mayorazgo de las islas Canarias, que había sido creado por Inés en la figura de su hijo Hernán poco antes de la muerte de este. La enemistad entre suegra y nuera, así como la independencia de esta en el gobierno de sus islas, hizo que Inés y sus otros hijos reclamasen el señorío.[48][49]

Participación en la conquista de Tenerife

Alonso Fernández de Lugo, al que Beatriz de Bobadilla ayudó durante la conquista de Tenerife y con quien se casaría en segundas nupcias poco después.

A comienzos de 1494 Beatriz de Bobadilla tuvo noticia de cómo el reciente conquistador de La Palma Alonso Fernández de Lugo se disponía a firmar una sociedad económica con varios comerciantes genoveses para sufragar la conquista de Tenerife. Bobadilla solicitó por medio de los reyes que el capitán conquistador le permitiera entrar en el negocio.[50]

Una vez iniciada la conquista, algunas de las presas hechas por los conquistadores tanto de ganado como de aborígenes guanches fueron trasladadas por Alonso de Lugo a la isla de La Gomera y encomendados a Bobadilla «para mayor resguardo».[51]

Posteriormente, tras ser derrotado por completo el ejército conquistador por los guanches en la llamada «matanza de Acentejo», Alonso de Lugo solicitó de los reyes cartas de recomendación para que tanto Bobadilla como Inés Peraza, señora de Lanzarote y Fuerteventura, le ayudasen para poder organizar el regreso a Tenerife y proseguir la conquista.[52]

Nuevo matrimonio y traslado a Tenerife

A mediados de 1498 Beatriz contrajo segundas nupcias con Alonso Fernández de Lugo, nuevo gobernador de Tenerife y La Palma, trasladando entonces su residencia a la recién creada villa tinerfeña de San Cristóbal de La Laguna.[53]

Este matrimonio obedecía según los historiadores al interés de Bobadilla de obtener un poderoso aliado en el ámbito canario en sus pleitos con los Herrera-Peraza, mientras que Lugo buscaba acrecentar su posición social y económica al enlazar con una «señora de vasallos».[54][55]

Una vez asentada en Tenerife, Bobadilla participará activamente en la política insular junto a su esposo, llegando incluso a sustituirlo en varias de las ausencias de este de la isla. Así, en el verano de 1502 Lugo la dejó a cargo de la gobernación de Tenerife mientras él emprendía una misión en las costas de África para construir varias fortalezas por mandato de los reyes.[56][57]​ Su gobierno se extendió hasta la primavera de 1503, y se caracterizó por algunos momentos tachados de excesiva crueldad por varios vecinos, como el haber mandado castrar a un acusado de violar a una menor, o azotar a otro que había robado orchilla.[58][59]

Otros asuntos en los que se vio envuelta como representante de su esposo fueron las órdenes para la captura de guanches alzados en el sur de la isla a finales de 1502, el nombramiento y destitución de cargos concejiles, o la polémica autorización de exportación de cereales fuera de Tenerife en un momento en que la isla sufría carestía. También aparece otorgando tierras durante el repartimiento de la isla.[60][61][62]

Durante un proceso contra Alonso de Lugo en 1506 algunos testigos decían de Bobadilla que «hera muger muy sospechosa en tanta manera que de contino reñía con algunos de los regidores e otras personas que se quexavan della diziendo que los mal tratava»,[63]​ mientras otros aludían a que «era muy noble mujer e muy discreta e (…) esperta en judicatura».[64]

Viaje a la corte y fallecimiento

En el verano de 1504 llegó a Tenerife un emplazamiento del Consejo Real que obligaba a Bobadilla a acudir ante ellos para responder por la ejecución de Hernán Muñoz. Bobadilla permaneció cerca de la corte, que se hallaba entonces establecida en su villa natal de Medina del Campo, elevando varios memoriales a los reyes donde se defendía de las acusaciones y solicitaba además la confirmación del señorío sobre La Gomera y El Hierro para su hijo.[65]

Según Juan de Abréu Galindo, Beatriz de Bobadilla «un día no se sabe de qué amaneció muerta» durante esta estancia en la corte, indicando además que la reina Isabel sintió «en extremo su muerte» y la hizo «enterrar con grande pompa».[66]​ Aunque se desconoce la fecha exacta, los profesores De la Rosa Olivera y Serra Ràfols suponen debió ser en algún momento entre el 31 de octubre y el propio fallecimiento de la reina el 26 de noviembre de 1504.[67]

Matrimonios y descendencia

Como queda dicho, Bobadilla contrajo matrimonio con Hernán Peraza el Mozo, señor de las islas de La Gomera y El Hierro e hijo de los señores de Canarias Diego García de Herrera e Inés Peraza. El matrimonio tuvo dos hijos:[68]

  1. Guillén Peraza de Ayala (1483-1565), primer conde de La Gomera y señor de El Hierro. Casado con su prima hermana María de Castilla, hija de su tía materna Leonor de Bobadilla y de Pedro Suárez de Castilla. Con amplia sucesión tanto legítima como ilegítima;
  2. Inés Peraza o de Herrera (1486-1535), que se casó con Pedro Fernández de Lugo, segundo adelantado mayor de Canarias. Con sucesión:
    1. Beatriz de Ayala (1502-c. 1580), que se casó con Álvaro de Fuentes y Guzmán, VII señor de Fuentes. Con sucesión;
    2. Alonso Luis Fernández de Lugo (c. 1506-1556), III adelantado de Canarias. Casado con Beatriz de Noroña y Mendoza. Con sucesión.

Para el cronista Luis de Salazar y Castro, Bobadilla y Peraza habrían tenido una tercera hija llamada Beatriz de Herrera, que fue casada con Hernando de Lugo, segundo hijo de Alonso de Lugo. Sin embargo, no existen documentos coetáneos que lo confirmen.[69]

En el verano de 1498, ya viuda, Beatriz de Bobadilla realizó un segundo matrimonio en La Gomera con Alonso Fernández de Lugo, primer adelantado de Canarias y gobernador de La Palma y Tenerife. Según la mayoría de los historiadores la pareja no tuvo descendencia,[70][71]​ aunque es posible que Beatriz de Lugo, hija legítima del adelantado que le premurió, fuera fruto de este enlace.[nota 5]

Personalidad

Personaje controvertido de la historia de Canarias, desde temprano existieron juicios de valor sobre la personalidad de Beatriz de Bobadilla. Así, el ilustrado tinerfeño José de Viera y Clavijo dijo que era una «mujer rara que, teniendo todas las gracias y flaquezas de su sexo, tuvo la crueldad y constancia de un hombre sañudo».[73]

Más modernamente, el historiador Antonio Rumeu de Armas la definió de la siguiente manera:[74]

Fue una mujer apasionada y dura, de reacciones impremeditadas bajo al impulso de la violencia. En la vida familiar se enemistó con todos sus parientes (…) sin que fuese posible llegar nunca a una avenencia con ella. En el gobierno de los estados la mano de hierro de la «señora» se dejó sentir sobre altos y bajos, poderosos o humildes, revelando particular saña contra los indígenas. Sus terribles justicias se harán célebres al correr del tiempo, sin que hayan podido ser jamás borradas. Como contrapartida fue una mujer tierna, sensible, enamoradiza, capaz de pasiones volcánicas en las lides del amor. Y con independencia de todo ello, de una hermosura deslumbrante, de que se hacen lenguas los contemporáneos, así de vista como de oídas.

Por su parte, los profesores Roberto González y Víctor Muñoz han indicado que:[75]

...la figura de Beatriz de Bobadilla constituye un referente ejemplar del componente humano que constituyó la primera sociedad canaria, por su carácter ambivalente, plagado de claroscuros, algunos de los cuales han sido potenciados por parte de la historiografía posterior ante la anomalía que suponía la actuación de una mujer en términos tan poco diferenciados de los masculinos.

En la ficción

Beatriz de Bobadilla ha aparecido como personaje principal o secundario en varias novelas de ficción histórica:

  • Doña Beatriz de Bobadilla: Drama histórico en cuatro actos (1840), de Manuel de Ossuna y Saviñón;
  • Le due Beatrici (1892), de Anton Giulio Barrili;
  • Los oscuros rincones de la gloria (2008), de María de los Ángeles Teixeira;
  • La Señora Beatriz de Bobadilla, señora de Gomera y Fierro (2012), de Carlos Álvarez;
  • La dama sangrienta (2016), de Balbina Rivero;
  • Guanches: tiempos de guerra (2017), de Pepe Tejero;
  • Datana (2017), de Carlos González.
  • La Gobernadora (2022), de Mario Escobar;
  • Los giros del destino. Una novela sobre la conquista de Gran Canaria (2023), de Mariano Gambín;
  • Los nueve reinos (2024), de Santiago Díaz;
  • Los últimos guanches (2024), de Ana Salamanca.

Asimismo, el personaje aparece bajo el nombre de Beatriz de Osorio en la serie de televisión Isabel interpretado por la actriz Sara Rivero.

Véase también

Notas

  1. Así la denominan erróneamente en sus obras sobre la conquista de Tenerife tanto el dominico fray Alonso de Espinosa como el poeta Antonio de Viana.[1][2][3]
  2. En la grafía de la época también suele aparecer con la forma Bovadilla.[4][5]
  3. El lugar de Bobadilla había sido otorgado en 1347 en señorío por Alfonso XI de Castilla a su camarero mayor y consejero Diego Fernández de Medina, tatarabuelo de Beatriz de Bobadilla.[12][13]
  4. Beatriz tuvo de hermanos a Cristóbal de Bobadilla, regidor de Medina del Campo y alcaide del castillo de San Esteban de Gormaz, casado con Constanza de Osorio Daza; Pedro de Bobadilla; frey Francisco de Bobadilla, comendador en la orden de Calatrava y gobernador de La Española, famoso por arrestar a Cristóbal Colón; frey Juan de Bobadilla, sustituto de su hermano en el cargo de comendador; y a Leonor Álvarez de Bobadilla, casada con Pedro Suárez de Castilla, veinticuatro de Sevilla e hijo de Alonso Carrillo de Acuña.[15]
  5. Beatriz de Lugo era menor de catorce años en mayo de 1507, cuando su padre otorgó poder para testar, pues este indica que necesitaría de tutor y curador en caso de su fallecimiento.[72]

Referencias

  1. Espinosa, 1967, pp. 92.
  2. Viana, 1968-1971, pp. 65; 149.
  3. Alonso Rodríguez, 1960, pp. 35-36.
  4. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1953, pp. 7.
  5. Serra Ràfols, 1996, pp. 47.
  6. Cioranescu, 1989, pp. 195.
  7. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 50.
  8. a b Morales Muñiz, 2018.
  9. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 50-51.
  10. Rumeu de Armas, 1985, pp. 431, 436.
  11. a b Rumeu de Armas, 1985, pp. 425.
  12. Calderón Ortega, 1987, pp. 189.
  13. Rumeu de Armas, 1985, pp. 426.
  14. Rumeu de Armas, 1985, pp. 427-428.
  15. Rumeu de Armas, 1985, pp. 429-433.
  16. Rumeu de Armas, 1985, pp. 428.
  17. Rumeu de Armas, 1985, pp. 444-449.
  18. Rumeu de Armas, 1985, pp. 414.
  19. a b c Abréu Galindo, 1848, pp. 141.
  20. a b Rumeu de Armas, 1985, pp. 443.
  21. Morales Padrón, 1978, pp. 152; 217; 247.
  22. Torriani, 1959, pp. 137.
  23. Rumeu de Armas, 1985, pp. 437-444.
  24. Díaz Padilla y Rodríguez Yanes, 1990, pp. 37.
  25. Aznar Vallejo, 2004, pp. 1947-1949.
  26. Rumeu de Armas, 1985, pp. 441-442.
  27. Rumeu de Armas, 1960, pp. 259.
  28. Rumeu de Armas, 1986, pp. 39.
  29. Abréu Galindo, 1848, pp. 158-160.
  30. Morales Padrón, 1978, pp. 254-255.
  31. Abréu Galindo, 1848, pp. 161.
  32. Morales Padrón, 1978, pp. 255.
  33. Rumeu de Armas, 1969, pp. 68; 70.
  34. Wölfel, 1933, pp. 21.
  35. Rumeu de Armas, 1969, pp. 70; 73.
  36. Wölfel, 1933, pp. 30-32.
  37. Rumeu de Armas, 1969, pp. 74-75.
  38. Rumeu de Armas, 1969, pp. 68.
  39. Wölfel, 1933, pp. 21-22.
  40. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 55.
  41. Rumeu de Armas, 1960, pp. 263; 271.
  42. Rumeu de Armas, 1985, pp. 449.
  43. Colón, 1892a, pp. 76-77.
  44. Rumeu de Armas, 1985, pp. 450.
  45. Colón, 1892a, pp. 198-200.
  46. Colón, 1892b, pp. 35.
  47. Rumeu de Armas, 1985, pp. 450; 454.
  48. Díaz Padilla y Rodríguez Yanes, 1990, pp. 44-45.
  49. Rumeu de Armas, 1986, pp. 24-30.
  50. Rumeu de Armas, 1975, pp. 146.
  51. Rumeu de Armas, 1975, pp. 202; 364.
  52. Rumeu de Armas, 1975, pp. 217; 223.
  53. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1949, pp. XLIII.
  54. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 62.
  55. Viña Brito, 2003, pp. 26.
  56. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1949, pp. XXXII.
  57. Serra Ràfols, 1996, pp. XVIII.
  58. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1949, pp. 55-56.
  59. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1953, pp. 231.
  60. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 63-64.
  61. Serra Ràfols, 1978, pp. 61.
  62. Serra Ràfols, 1996, pp. 49-50; 51; 52-53.
  63. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1953, pp. 82.
  64. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1949, pp. 7.
  65. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1953, pp. VIII-IX.
  66. Abréu Galindo, 1848, pp. 215.
  67. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1953, pp. IX.
  68. Rumeu de Armas, 1985, pp. 431.
  69. Rodríguez Moure, 1940, pp. 12.
  70. Rumeu de Armas, 1985, pp. 432.
  71. Rodríguez Moure, 1940, pp. 13.
  72. Rosa Olivera y Serra Ràfols, 1949, pp. 188.
  73. Viera y Clavijo, 1951, pp. 233.
  74. Rumeu de Armas, 1985, pp. 413.
  75. González Zalacain y Muñoz Gómez, 2020, pp. 74.

Bibliografía

Information related to Beatriz de Bobadilla (señora de La Gomera)

Prefix: a b c d e f g h i j k l m n o p q r s t u v w x y z 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

Portal di Ensiklopedia Dunia

Kembali kehalaman sebelumnya